Saltar al contenido
Índice
Descargar el ebook de DGR Descargar
Comprar el libro DGR Comprar
Aprenda Más
Involúcrate
Conectarse con DGR
¿Cómo maduraría un movimiento de resistencia de sólo estorbar al punto de desmantelar decisivamente los sistemas de poder de la civilización industrial?

ESTRATEGIA GENERAL

Tengo un pensamiento molesto siempre que estudio la estrategia de resistencia de la Segunda Guerra Mundial: la resistencia de la Ocupación Europea fue valiente, incluso heróica, pero sus acciones no derrocaron a los Nazis por sí solas. La resistencia debilitó a los Nazis, dificultó sus acciones, interrumpió su logística y destruyo sus equipos y suministros. Pero carecieron de los recursos y de la organización para enfrentar y derrocar decisivamente las fuerzas de Hitler. Se necesitó de un ataque militar convencional por parte de los aliados para finalizar el trabajo. Y la mayor parte fue realizada por los rusos, donde su enorme ejército dependió fuertemente del empelo de tácticas de infantería. Podemos especular si los levantamientos de guerrilla en los países ocupados se hubieran desarrollado eventualmente y acabado con el mandato Nazi, pero eso no sucedió durante el curso real de los años de la ocupación.

Para aquellos de nosotros que queremos detener a esta cultura de asesinar al planeta, no existen los Aliados con letra mayúscula, con una vasta cantidad de recursos y ejércitos. Esa es la naturaleza de nuestro predicamento. Podemos aliarnos con poderes que sean menos perversos, como lo hicieron los Anarquistas Españoles cuando se aliaron con los Republicanos y Soviéticos en España o cuando los abolicionistas previos a la guerra se aliaron con la Unión de Republicanos contra el Sur Confederado. Pero eso no nos llevará más allá, y aliarse con alguna menor perversidad puede ser peligroso.

En ese caso, ¿cómo es que un movimiento de resistencia exitoso expande sus acciones más allá de una resistencia que sólo estorba a una que decisivamente derroque los sistemas centralizados de poder de la civilización, aquellos que permiten que se les robe a los pobres y destruya el planeta? Regresaremos a esto en el capítulo de Estrategia Central, pero existen tres respuestas principales en términos de cualquier "aliado" teórico del movimiento de resistencia verde profunda. Una es que el agotamiento de los recursos finitos, junto con el callejón sin salida del esquema piramidal que llamamos capitalismo industrial, provocará un colapso en cascada de la industria y economía. En efecto, justo al momento de escribir este libro, hemos presenciado como una crisis bancaria se transforma en una crisis crediticia mayor, lo cual ha provocado la caída en cascada de recesiones y una brillante crisis económica global. Esta perturbación reducirá la habilidad de aquellos en el poder de ejercer su influencia y concentrar sus riquezas, y de manera general arrojan a la civilización industrial en un estado de caos.

La segunda respuesta reside en el colapso climático y ecológico. Hasta ahora, el petróleo barato a aislado a la población urbana industrializada de los efectos catastróficos en aumento de los daños ocasionados a la biósfera. Pero el colapso industrial significara el final de ese aislamiento y también que los miles de años de "deuda ecológica" de la civilización vencerán. Además, la tierra no es sólo un campo de batalla pasivo; está viva y está luchando del lado de la vida.

La tercera respuesta, un poco más tentativa, es que todo esto permea, las fuerzas expuestas menos militantes podrán luchar contra aquellos en el poder debido a intereses personales. Una vez que aquellos en el poder no tengan más "energía de esclavos" ofrecida por el petróleo barato y la industria, entonces (una vez más) intentarán más y más extraer ese labor de otros seres humanos, literalmente esclavos. Con suerte, las personas en el mundo minoritario, donde la minoría rica y poderosa vive, tendrán la sensibilidad de verlo y contraatacar este esclavización, como con muchas personas en el mundo mayoritario, donde la minoría empobrecida vive, ya lo han estado haciendo desde hace mucho tiempo. Pero esta es una propuesta más débil. El resentimiento popular puede acumularse rápidamente contra una cabeza particular de estado un partido político en especial. El desarrollo de una cultura de resistencia masiva contra un sistema económico o político completo, puede llevar décadas. Las personas con el privilegio y legitimación tardarán mucho tiempo en cambiar, si es que llegan a cambiar. Es más probable que tomarán partido con alguien que ofrezca promesas grandiosas pero vacías.

La buena estrategia en parte es planeación y en parte oportunidad y el éxito depende en el uso efectivo de ambas. En su libro Guerrilla Strategies: An Historical Anthology (Estrategias de Guerilla: Una Antología Histórica), Gérard Chaliand sugiere que las lecciones del combate revolucionario a mediados del Siglo XX se reducen a dos puntos clave. Primero, "Las condiciones para la insurrección deben de ser las maduras posibles, en donde la situación más favorable sería la dominación o agresión extranjera que volviera plausible una amplia movilización de apoyo a un objetivo que es tanto social como nacional. De no ser así, el estrato gobernante debe estar en medio de una crisis política aguda y el descontento popular debe ser intenso y a través de todo el espectro de la población". Segundo, "El elemento más importante en una campaña de guerrilla es la infraestructura política clandestina, que debe estar enraizada en la misma población y coordinada por cadres de rango medio. Dicha estructura es un prerrequisito para el crecimiento y proveerá los reclutas necesarios, información y logística local".15

Claramente nos dirigimos hacia un periodo de emergencia prolongado, aunque la crisis varíe entre lo crónico y lo agudo con el tiempo. Eso incrementará los prospectos para la lucha de la revolucionaria (más bien devolucionaria), en especial si las organizaciones radicales son capaces de anticipar y aprovechar efectivamente las oportunidades que ofrezcan las crisis particulares. Es poco probable que el apoyo de las masas se movilice por las causas anticivilizatorias en un futuro venidero, porque la mayoría de las personas están felices con los beneficios materiales de esta cultura e ignoran las consecuencias. No obstante, un incremento en el descontento político puede ser benéfico incluso si no genera una mayoría.

La segunda conclusión de Chaliand es clave e incluso me sorprendió que hubiera valorado tan elevadamente el desarrollo del movimiento clandestino. Pero tiene sentido; la infraestructura organizativa del movimiento expuesto, aunque pueda ser difícil de maniobrar, es comparativamente fácil de expandir. La infraestructura del movimiento clandestino puede parecer problemática o irrelevante cuando los movimientos de resistencia son demasiado marginales o pasivos para representar una amenaza. Pero en cuanto se vuelven lo suficientemente exitosos para provocar una represión significativa, el movimiento clandestino se vuelve una parte indispensable y poder crearla en ese punto resulta extremadamente difícil.

Aprovechar una crisis como oportunidad no es una idea nueva, pero ha jugado un papel clave en la teoría de estrategia. Napoleón Bonaparte dijo que "todo el arte de la guerra consiste en una defensa prudente y bien razonada, seguida de un ataque rápido y audaz". El estratega británico Basil Liddell Hart compartió una opinión similar. Como soldado raso en la Primera Guerra Mundial, Liddell Hart sufrió una herida en un ataque de gas y se horrorizó por el derramamiento de sangre innecesario. Después de la guerra intentó desarrollar una estrategia para evitar el tipo de carnicería que vivió. En su libro Strategy: The Indirect Approach (Estrategia: El Enfoque Indirecto) (primera publicación 1941), discutió una estrategia militar que tiene mucho en común con la estrategia asimétrica. En lugar de llevar a cabo un ataque directo sobre las fuerzas enemigas, recomendó llevar a cabo un ataque indirecto inesperado a los sistemas de apoyo del adversario, de esta manera se podía terminar decisivamente la guerra y evitar sangrientas y prolongadas.

La resistencia puede aprender de este tipo de acercamiento. A menudo, debido a la naturaleza desorganizada de cualquier movimiento de resistencia, las acciones iniciales de ofensiva son tentativas y organizadas deficientemente. A veces, éstas son celebradas porque al menos representan un esfuerzo. Pero en pocas ocasiones son efectivas por sí mismas y pueden delatar la existencia de la resistencia y permitir que aquellos en el poder que aprovechen la iniciativa.

Cando busco una analogía adecuada para la civilización, a menudo pienso en el Borg de Star Trek. Un expansionista incansable y en esencia colonialista, incisten que cada cultura indígena que encuentran "se adapte a servirlos", que cada individuo asimile su imperativo básico o en caso contrario, que muera. Como cualquier hegemonía coersiva, insisten que la resistencia es fútil. Son fundamentalmente industrialistas. Tienen una fuerza militar abrumadora y son muy buenos para adoptar la resistencia. Los buenos tienen escasos intentos antes de que el Borg los someta, transformando virtualmente a las armas en objetos inútiles. Entonces los buenos tienen que cambiar sus tácticas o salir corriendo hasta que tengan una mejor oportunidad.

Básicamente, eso sucede cuando un grupo de resistencia lleva a cabo un ataque simbólico en el momento equivocado. Si en lugar de ser "rápido y audaz", la operación es lenta y tímida, el efecto puede resaltar los puntos débiles del enemigo permitiendo que los fortifiquen. Elimina el elemento sorpresa. Y eso sucede ya sea que el movimiento de resistencia emplee tácticas armadas, sabotaje o no-violencia.