Saltar al contenido
Índice
Descargar el ebook de DGR Descargar
Comprar el libro DGR Comprar
Aprenda Más
Involúcrate
Conectarse con DGR

Una vez que se ha obtenido algún entendimiento de la opresión, la mayoría de las personas sienten un llamado a la acción. Existen cuatro categorías de acción: remedios legales, acción directa, retirada y espiritualidad. Estas categorías pueden superponerse de maneras que sean benéficas o incluso cruciales a los movimientos de resistencia; también pueden ser una distracción que terminen en la desconsolación. Resulta crucial para nuestra discusión reconocer que ninguna de ellas es exclusiva de las acciones liberales o radicales.

REMEDIOS LEGALES

La mayoría de los grupos de activistas están centrados alrededor de los recursos legales para atender ciertos daños específicos. Esto se debe a una buena razón. Como Catharine MacKinnon ha señalado, "[la] ley organiza al poder". Las iniciativas de legislación y las impugnaciones en los tribunales recorren la gama que va desde los alegatos inútiles hasta los cambios estructurales potenciales. Es demasiado fácil que los radicales descarten esta arena como inherentemente reformista. Lo es en su mayoría y el objetivo principal de este libro es preguntarle a los ambientalistas que consideren acercamientos más allá de los recursos legales. Pero si quisiéramos organizar el poder en una distribución igualitaria, tendremos que lidiar con la ley. El truco es hacerlo como radicales, lo cual significa plantear las preguntas: ¿Acaso esta iniciativa logra redistribuir el poder y no sólo cambiar quién está en la cima de la pirámide? ¿Despojará a los opresores de sus derechos y los restablecerá a los desposeídos? ¿Permite que las personas controlen más las condiciones materiales de sus vidas? ¿Nombra y repara los daños específicos? Podemos pararnos en las líneas divisorias con una actitud de "esto es más radical que", pero esa actitud no va a consolar las penas del salmón o ayudar a las niñas víctimas de incesto.

Este no es un llamado para comportarse bien y solicitar un cambio de manera amable. Creo en actos que rompen la ley porque esta construcción es sustentada por una constitución federal que apoya un acuerdo corrupto de poder. Fue escrita por hombres blancos quienes poseían a mujeres blancas como pertenencias y a hombres y mujeres negros como esclavos y esos hombres poderosos la escribieron tal cual para proteger su poder. No tenemos ninguna obligación moral para respetarla sino todo lo contrario. También creo que necesitaremos derrumbar esa construcción o no sería una co-autora de este libro. Pero hay victorias legislativas y sentencias judiciales (como el Acta de Derechos Civilies de 1964 y el caso de Roe vs. Wade) que han cambiado la vida de las personas de manera sustancial, reduciendo el flujo del poder y guíandolo hacia la justicia. Más aún, una transición hacia una democracia directa edificada en una fundación basada en derechos humanos y la participación humana en la vida del planeta no es una dificultad conceptual. La pregunta es, ¿qué acciones nos llevarán de nuestro punto actual hacia aquel? Ni las ironías ni el desánimo han demostrado ser eficientes. Es fácil considerar que nada será lo suficientemente radical, pero un estado interior dominado por la ira no es suficiente. Se necesitan cambios estructurales. El análisis radical empieza con los hechos. Es una cuestión de estrategia determinar la mejor manera de forzar el cambio.