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Capítulo 14

Combate Ecológico Decisivo

por Aric McBay

¡Llega el momento cuando el funcionamiento de la máquina se vuelve tan odioso, te pone tan enfermo del corazón, que no puedes seguir participando, ni si quiera participar de forma pasiva, y debes poner tu cuerpo sobre los engranes y sobre las ruedas, sobre las palancas, sobre todo el aparato y tienes que lograr que se detenga! —Mario Savio, Berkeley Free Speech Movement

—Mario Savio, Movimiento de Libertad de Expresión de Berkeley

Para obtener lo que vale la pena tener, puede ser necesario que pierdas todo lo demás. —Bernadette Devlin, activista y político irlandés

—Bernadette Devlin, activista y politico irlandesa

DERRIBANDO LA CIVILIZACIÓN: ESCENARIOS DE COLAPSO

En este momento de la historia no nos quedan buenos resultados a corto plazo para la sociedad humana global. Algunos son mejores y otros son peores y a largo plazo algunos son muy buenos, pero a corto plazo estamos en aprietos. No te voy a mentir, la hora para el falso optimismo ya pasó. La única manera de lograr el mejor resultado es confrontar nuestra terrible situación de frente y no perder el tiempo con falsas esperanzas.

La sociedad humana, debido en lo particular a la civilización, se ha acorralado en una esquina. Como especie dependemos del agotamiento de los suministros finitos de petróleo, tierra y agua. La agricultura industrial (y la agricultura de granos previo a ello) nos ha puesto en un patrón vicioso de crecimiento y sobregiro de la población. Hace mucho que excedimos la capacidad de carga del planeta y los efectos de la civilización la están destruyendo a cada segundo. Esto es la culpa de aquellos en el poder, los más ricos, los estados y corporaciones. Pero las consecuencias, y la responsabilidad de enfrentarlas y lidiar con ellas, recaen en el resto de nosotros incluyendo a los no humanos.

Físicamente, no es demasiado tarde para que un programa de emergencia limite los nacimientos para reducir la población, detenga el consumo de combustibles fósiles a cero, reemplazar los monocultivos de la agricultura con policultivos perenes y terminar con la sobrepesca y terminar con la invasión industrial (o destrucción de) las áreas salvajes que todavía permanecen. No hay ninguna razón física por la que no podríamos comenzar el trabajo mañana mismo, detener al calentamiento global en su avance, revertir la erosión, revertir el agotamiento de los acuíferos y recuperar todas las especies y biomas que actualmente están al borde de desaparecer. No hay ninguna razón física por la que no nos podamos unir y actuar como adultos para arreglar estos problemas en cuanto a que no hay ninguna oposición contra las leyes duras de la física.

Pero social y políticamente, sabemos que esto es utópico. Existen sistemas materiales de poder que hacen que esto sea imposible en cuanto a que esos sistemas permanezcan intactos. Aquellos en el poder obtienen demasiado dinero y privilegio de la destrucción del planeta. No vamos a salvar al planeta, o nuestro propio futuro como especie, sin luchar por él.

¿Qué sería realista? ¿Que opciones están, en efecto, disponibles a nosotros y cuáles son las consecuencias? Lo que sigue son tres escenarios amplios e ilustrativos: uno en el que no hay ninguna resistencia substancial o decisiva, uno en el que hay una resistencia limitada y un colapso relativamente prolongado y otro en el que una resistencia total provoca un colapso inmediato de la civilización y la infraestructura industrial global.

SIN RESISTENCIA

Si no hay ninguna resistencia substanciosa, lo más probable es que le sigan unos cuantos años más de la "situación normal", aunque con una perturbación y desequilibrio en aumento de la economía. De acuerdo a los mejores datos disponibles, los impactos del cenit petrolero se empezarán a sentir en algún momento entre el 2011 y el 2015, resultando en una reducción rápida de la disponibilidad global de energía.1 Es posible que esto suceda poco después si se hacen todos los intentos por extraer los combustibles fósiles restantes, pero eso sólo prolongaría lo inevitable, empeorando el calentamiento global y haciendo del declive eventual un evento mucho más pronunciado y severo. Una vez que el cenit petrolero se haya establecido, el incremento en costos y reducción del suministro de energía mermará la manufactura y transporte, especialmente a escala global.

La rápida reducción energética causará una crisis económica junto con un ciclo autoperpetuado de contracción económica. Los negocios no serán capaces de pagar a sus trabajadores, los trabajadoresserán incapaces de comprar cosas y cada vez, más y más compañías se hundirán o quedarán en la banca rota (y serán incapaces de pagar a sus trabajadores). Los dueños de casas, compañías y terrenos, incapaces de pagar sus deudas e hipotecas, quedarán en la banca rota. (Es probable que este proceso ya haya comenzado.) El comercio internacional se estancará debido a la depresión global y al incremento en los costos de transporte y manufactura. Aunque es probable que el precio del petróleo incremente con el tiempo, habrá momentos cuando cuando la economía en proceso de contracción cause una caída en la demanda por petróleo suprimiendo el precio. Irónica pero beneficiosamente, el costo menor de petróleo puede limitar la inversión en nueva infraestructura petrolera.

Al principio el colapso parecerá ser una recesión tradicional o una depresión, donde los pobres son golpeados particularmente duro por el incremento en el costo de los bienes básicos, particularmente de la electricidad y calentamiento en las áreas frías. Después de algunos años, los límites financieros serán físicos; la manufactura a gran escala de consumo energético intensivo no sólo perderá su viabilidad económica, pero será en efecto imposible.

Un resultado directo de estos sucesos será el colapso de la agricultura industrial. Esta dependen de grandes cantidades de energía para el combustible de tractor, la síntesis de pesticidas y fertilizantes, la irrigación, calentamiento de invernaderos, empaquetamiento y transporte; la industria agrícola global enfrentará límites severos a la producción (guiados al principio por una competencia intensa por energía de otros sectores). Este caso será agravado por el agotamiento de aguas subterráneas y los mantos acuíferos, una larga historia de erosión de la tierra y las etapas iniciales del cambio climático. Al principio esto ocasionará una crisis alimentaria y económica más resentida por los pobres. Con el tiempo la situación empeorará y la producción industrial de alimentos caerá debajo de lo requerido para sostener la población.

Habrá tres respuestas principales ante esta escasez de alimentos global. En algunas áreas las personas recurrirán al cultivo de su propia comida y construirán iniciativas locales de comida sustentable. Esto será un signo positivo, pero la participación pública estará atrasada y será inadecuada, debido a que la mayor parte de las personas todavía no habrán captado la permanencia del colapso y no querrán tener que cultivar su propia comida. También será mucho más difícil debido a la urbanización masiva que tomó lugar en el siglo pasado, por la destrucción de la tierra y por el cambio climático. Además, la mayor parte de las culturas de subsistencia estarán destruidas o desarraigadas de sus tierras, las desigualdades en la disposición de la tierra detendrán que las personas cultiven sus propios alimentos (justo como sucede actualmente a través del mundo). Sin una resistencia bien organizada, la reforma agraria no sucederá y las personas desplazadas no serán capaces de tener acceso a la tierra. Como resultado, la diseminación del hambre (que empeorarán en hambrunas durante los años de mala producción agrícola) serán comunes en muchas partes del mundo. La carencia de energía para agricultura industrial causará un resurgimiento de las instituciones de esclavitud y servidumbre.

La esclavitud no ocurrirá en un vacío político. Amenazados por el colapso económico y energético, algunos gobiernos caerán por completo. Sin alguien que los detenga, los caudillos se instalarán en las ruinas. Otros, desesperados por mantener el poder, actuarán contra secesionistas envalentonados y disturbios civiles; recurrirán a formas de gobierno autoritario. En un mundo con recursos críticos en disminución, los gobiernos se volverán más esbeltos y agresivos. Se verá un resurgimiento del autoritarismo en formas modernas: tecnofascismo y feudalismo corporativo. Los ricos se moverán a enclaves privados y protegidos. Sus fincas de campo estarán lejos de las circunstancias apocalípticas, se verán como eco-edenes, con jardines orgánicos bien atendidos, lagos privados y limpios y refugios para la vida silvestre. En algunos casos estos enclaves podrán ser pequeños y en otros podrán ocupar el espacio de países enteros.

Mientras tanto, los pobres verán empeorar sus propias condiciones. Los millones de refugiados creados por el colapso económico y energético se verán obligados a desplazarse pero nadie los querrá recibir. En algunas áreas frágiles, el flujo de refugiados abrumará los servicios básicos y causarán un colapso local, resultando en olas en cascada de refugiados irradiando del colapso y epicentros de desastre. En algunas áreas los refugiados serán retornados a la fuerza a través del uso de armas. En otras áreas el racismo y la discriminación saldrán a la luz como una excusa para que los líderes autoritarios marginalicen a personas y disidentes en "establecimientos especiales", dejando más recursos a los privilegiados.2 La población desesperada será el único candidato para los trabajos más peligrosos y el trabajo sucio requerido para mantener la manufactura industrial una vez que el suministro de energía se reduzca. Por lo tanto, aquellos en el poder considerarán a las comunidades autónomas y autosustentables una amenaza al suministro de trabajadores por lo que intentarán suprimirlas o aniquilarlas.

A pesar de todo esto, el "progreso" tecnológico no se detendrá aún. Por un periodo de tiempo continuará con avances y retrocesos, aunque la humanidad estará cada vez más dividida entre grupos divergentes. Los de abajo no serán capaces de satisfacer sus necesidades básicas de subsistencia, mientras que los de arriba intentarán llevar una vida de privilegios como lo hicieron en el pasado, aún habrá algunos avances tecnológicos, muchos de los cuales tendrán la intención de cimentar la superioridad de aquellos en el poder en un mundo cada vez más sobrepoblado y hostil.

Los tecnofascistas desarrollarán y perfeccionarán tecnologías de control social (incluso desde sus etapas tempranas): drones autónomos para la vigilancia y asesinato, dispositivos de control masivo por microondas, imágenes de resonancia magnética para escanear cerebros que permitirán un método infalible de detección de mentiras que incluso permitirán leer la mente y realizar torturas. No habrá una resistencia substancial organizada para este escenario, pero con cada año que pase los tecnofascistas se harán cada vez más capaces de destruir la resistencia inclusive en su menor expresión. Conforme pasa el tiempo, la ventana de oportunidad para la resistencia se cerrará rápidamente. Los tecnofascistas tempranos de la primera mitad del siglo XXI tendrán la tecnología de coerción y vigilancia que hará que las practicas de la Stasi o la SS parezcan de principiantes. Su habilidad para degradar a la humanidad hará que sus predecesores parezcan santos en comparación.

Por supuesto, no todos los gobiernos optarán por este camino. Pero los gobiernos autoritarios, aquellos que continuarán explotando despiadadamente a la gente y recursos sin importar las consecuencias, tendrán más poder y más fuerza y tomarán los recursos de sus vecinos y los estados fallidos conforme les plazca. No habrá nadie que los detenga. No importará que seas parte de la eco-villa más sustentable del planeta si vives al lado de un estado fascista que eternamente está hambriento por recursos.

Mientras tanto, con los poderes industriales más desesperados por la energía, las frágiles regulaciones ambientales y sociales serán echadas de lado. Lo peor de lo peor, prácticas como la extracción de crudos pesados en aguas profundas y en los refugios de vida silvestre, y la remoción de cimas de montaña para la extracción de carbón, serán prácticas comunes. Estas serán simplemente la escoria de las reservas de energía prehistórica. La perforación sólo prolongará la subsistencia de la civilización por un periodo de meses o años, pero ecológicamente el daño será de largo plazo o permanente (como ha pasado en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico). Porque en el escenario no hay una resistencia substanciosa, todo esto procederá sin obstáculos.

La inversión en el sector de energías renovables industriales también tomará lugar, aunque sufrirá de retrasos y enfrentará obstáculos debido a los desafíos económicos, la banca rota de los gobiernos y el recorte presupuestal.3 Además, las líneas de transmisión de energía de larga distancia serán insuficientes y estarán deterioradas por la edad. Remplazarlas y actualizarlas será una tarea difícil y costosa. Como resultado, aún cuando estén establecidas, las energías eléctricas renovables sólo producirán una pequeña fracción de la energía producida por el petróleo. Esa energía eléctrica no será la adecuada para propulsar la gran mayoría de tractores, camiones y otros vehículos o infraestructura similar.

Como consecuencia, la energía renovable tendrá sólo un efecto moderador mínimo ante el precipicio energético. En efecto, la energía invertida para la nueva infraestructura tardará años en pagarse con la electricidad generada. Las actualizaciones masivas de infraestructura en realidad elevarán el precipicio energético al reducir la cantidad de energía disponible para las actividades diarias. Habrá una constante lucha por asignar los suministros limitados de energía bajo las crisis sucesivas. Habrá un racionamiento de la energía para evitar las manifestaciones, pero la mayor parte de la energía (sin importar su origen) se destinará a gobiernos, el ejército, corporaciones y los ricos.

Las restricciones energéticas harán que sea imposible siquiera intentar replantear la infraestructura a gran escala como las economías basadas en hidrógeno (lo cual no solucionaría el problema de cualquier manera). Los biocombustibles se implementarán en muchas áreas a pesar del hecho que en su mayoría tienen un pobre retorno de la energía invertida con respecto a la energía invertida (Energy Return On Energy Invested, EROEI) El EROEI será mejor en los países tropicales, por lo que los bosques tropicales que aún permanecen serán talados masivamente para aclarar el terreno para la producción de biocombustibles. (A menudo, los bosques serán talados en masa sencillamente para ser quemados como combustible.) La maquinaria pesada será demasiado costosa para la mayoría de las plantaciones, por lo que el trabajo será llevado a cabo por esclavos y siervos bajo gobiernos autoritarios y feudalismo corporativo. (Actualmente, a través de la esclavitud, Brasil tala bosques y produce carbón a mano para la industria acerera.)4 Los efectos globales de la producción de biocombustibles incrementarán el costo de la comida, incrementarán el agotamiento de agua y capacidad de irrigación y empeorará la erosión de suelos. Independientemente, su producción sólo equiparará una pequeña fracción de los hidrocarburos líquidos disponible durante el cenit de la civilización.

Todo esto tendrá consecuencias ecológicas inmediatas. Los océanos, devastados por el incremento de la pesca (para compensar la escasez de alimentos), la acidificación y muerte de arrecifes coralinos, estarán casi por completo marchitos. La expansión de biocombustibles destruirá muchas de las áreas salvajes remanentes y la biodiversidad global caerá en picada. Los bosques tropicales, como el Amazonas, producen el clima húmedo que requieren a través de su propia transpiración vasta, pero el incremento de la tala y agricultura reducirá drásticamente la transpiración y transformará el balance en una sequía permanente. Incluso donde los bosques no sean talados, el clima local deshidratado será suficiente para asesinarlo. El amazonas se volverá un desierto y otros bosques tropicales se desecarán siguiendo el efecto.

Las proyecciones varían, pero es casi certero que si se extraen y queman la mayor parte de los combustibles fósiles que permanecen, el calentamiento global se volverá una catástrofe en autoperpetuación. Sin embargo, los peores efectos no se sentirán hasta que hayan pasado décadas, una vez que la mayor parte de los combustibles fósiles se hayan agotado. Para entonces, habrá muy poca energía o capacidad industrial para que los humanos intenten compensar los efectos del calentamiento global.

Más aún, conforme el cambio climático intenso se asiente, la reparación ecológica a través de policultivos perennes y reforestación se volverá imposible. El calor y la sequía transformarán los bosques en una red emisora de carbón conforme los bosques del norte mueran de calor, plagas y enfermedades para luego sucumbir por incendios continentales que harán que los incendios del principio del siglo XXI parezcan eventos menores.5 Inclusive las pasturas intactas no sobrevivirán a las temperaturas extremas mientras el carbón literalmente coce las tierras agrícolas restantes.

Las guerras por recursos entre naciones nucleares estallarán. La guerra entre Estados Unidos y Rusia es menos probable que en la Guerra Fría, pero los superpoderes en ascenso como China querrán tomar su parte de los recursos globales. Las potencias nucleares como India y Pakistán, estarán densamente pobladas y bajo condiciones ecológicas precarias; el cambio climático secará los ríos principales previamente alimentados por glaciares que estarán derretidos y cientos de millones de personas al Sur de Asia vivirán apenas por sobre unos metros del nivel del mar. Con pocos recursos para equipar y organizar un ejercito mecanizado o una fuerza aérea, el ataque nuclear será una acción cada vez más efectiva para los estados desesperados.

Si las guerras por recursos escalan a guerras nucleares, los efectos serán severos, incluso en el caso de una guerra nuclear "menor" entre países como India y Pakistán. Incluso cuando cada país utilice sólo una bomba de una potencia de la quincuagésima (1/50) parte que la de Hiroshima, explosiones sobre centros urbanos e invierno nuclear resultarán de dichos sucesos.[6] Aunque las repercusiones de niveles letales duren sólo semanas, los efectos ecológicos serán por mucho más severos. Los cinco megatones de humo producidos oscurecerán el cielo alrededor del mundo. El calentamiento estratosférico destruirá la mayoría de lo que queda de la capa de ozono.7 En contraste, con la tendencia de calentamiento global, una "pequeña edad de hielo" comenzará inmediatamente y durará por varios años. Durante ese periodo, las temperaturas en la mayor parte de las regiones agrícolas descenderán bajo el punto de congelación en verano. Ocurrirá una hambruna inmediata y masiva alrededor del mundo.

Así sería el caso de una guerra pequeña. El poder destructivo de cien bombas del tamaño de Hiroshima equivaldría a sólo el 0.03 por ciento del arsenal global. Si se utiliza un número mayor de bombas más poderosas o si se emplea la bomba de cobalto para podría producir una irradiación de largo plazo y borrar la vida superficial, los efectos serían mucho peores.8 Habría muy pocos sobrevivientes humanos. El efecto del invierno nuclear sería temporal, pero el bombardeo y los subsecuentes incendios pondrían una gran cantidad de carbón en la atmósfera, mataría vida vegetal y deterioraría la fotosíntesis. Como resultado, después de que la ceniza se asiente, el calentamiento global será aún más rápido y peor que antes.

Con o sin guerra nuclear, los expectativas de largo plazo son oscuras. El calentamiento global continuará empeorando mucho después de que se hayan agotado los combustibles fósiles. Para el planeta, el tiempo de recuperación ecológico se medirá en decenas de millones de años si es que llega recuperarse.9 Como James Lovelock a señalado, un evento mayor de calentamiento podría llevar al planeta un equilibrio diferente, uno mucho más caliente que el actual.10 Es posible de que las plantas y animales grandes sólo sean capaces de sobrevivir cerca de los polos.11 También es posible que el planeta entero se vuelva en esencia inhabitable para las plantas y animales grandes, dejando al planeta más similar a Venus que a la Tierra.

Todo lo que se necesita para que esto ocurra es que las tendencias actuales continúen sin una resistencia sustanciosa y efectiva. Todo lo que se requiere para que el mal triunfe es que la gente buena no haga nada. Pero este futuro no es inevitable.