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Si vamos a hablar de la supervivencia o sobre la valentía, en ese caso, necesitaremos hablar de Sobibor. Sobibor fue un campo de concentración Nazi que se construyó en una parte remota de Polonia cerca de la frontera alemana. Comenzando sus operaciones en Abril de 1943, Sobibor recibió cargas de trenes con prisioneros de manera regular, en su mayoría judíos. Como en otros campos de concentración Nazi, Sobibor también fue un campo de concentración, para ambos, prisioneros con habilidades y para trabajadores sin talentos, empleados para la limpieza de cadáveres. Sobibor no fue el campo de concentración más grande, pero operó con una eficiencia asesina. Los registros muestran que para octubre de 1944 un cuarto de millón de personas habían sido asesinadas y algunos argumentan que fueron muchas más casualidades.26

Sobibor presentó dos caras distintas. Al llegar al campo, aquellos seleccionados para ser asesinados recibían un amable discurso de bienvenida de parte de los Nazis (a veces vestidos en batas de laboratorios para proyectar experiencia y autoridad) y escuchaban música clásica que sonaba por altavoces. La puerta a las "regaderas" de exterminio estaban decoradas con flores y una estrella de David. Detalles como estos los animaban a andar silenciosa y calmadamente hacia lo que algunos de ellos seguramente reconocían que sería su muerte. En contraste, aquellos que eran elegidos para trabajar, se les mostraba una cara evidentemente más violenta, sufrían de palizas arbitrarias y a veces eran asesinados por la falla más pequeña de cooperación. Como en otros campos de concentración, si tan sólo un único prisionero intentara escapar, los otros prisioneros serían asesinados como represalia. (En Auschwitz era una práctica común que la SS matara a diez prisioneros al azar por cada prófugo.)

Sobibor representa una lección para nosotros porque se volvió el sitio del levantamiento de campo de concentración más exitoso, al igual que el más audaz, durante todo el Holocausto. Un número pequeño de prisioneros reconocieron que esto era sólo una cuestión de tiempo hasta que ellos, por igual, fueran asesinados y decidieron que valía la pena arriesgarse a escapar. Sin embargo, sabían que aquellos que habían dejado atrás sufrirían las consecuencias de sus actos. Así que incubaron un plan audaz para permitir que todos los prisioneros del campamento escaparan.

Esto no resultó ser una tarea fácil. El campo estaba rodeado por muchas bardas con alambre de púas, un campo minado y más allá encontrarían un bosque. Además de la SS, el campo tenía guardias de varias nacionalidades de Europa del Este entrenados por la SS, guardias que habían llegado de los campos de prisioneros de guerra. El perímetro del campo contaba con sistemas de iluminación brillante y numerosas torres con ametralladoras.

La escena cambió con la llegada de un grupo de prisioneros de guerra rusos y judíos, con quienes los prisioneros de larga estancia pudieron reunirse e idear un plan de escape. Pero para evitar que los descubrieran tuvieron que mantener el plan en secreto de todos excepto de un pequeño grupo, lo cual significó que la mayoría de los prisioneros estarían al tanto de la escapatoria al momento de ser notificados sin ninguna preparación. Un líder de los prisioneros de guerra rusos, Alexander "Sasha" Aronowicz Pechersky, entendió los beneficios. "Como hombre militar, estaba consciente que un ataque sorpresa merece una división de soldados. Si podemos mantener el secreto hasta el último minuto del levantamiento, la revuelta se habrá logrado en un 80 por ciento. El mayor peligro era la de-conspiración".27 Al preparar su escape, los conspiradores usaron las habilidades de oficio para hacer cuchillos de fierro y hachas lo suficientemente pequeñas para esconderlas entre sus ropas.

A las cuatro en punto del día del escape, saltaron a la acción. De manera cuidadosa pero rápida, empezaron a atraer a los guardias de la SS hacia lugares privados, uno a uno, empleando pretextos falsos. Después, grupos pequeños de prisioneros en espera mataron rápida y silenciosamente a los hombres del SS golpeándolos en la cabeza con un hacha o cubriendo sus bocas y apuñalándolos hasta la muerte. En una hora mataron a siete hombres del SS, equivalente a la mitad de los guardias que estaban presentes en ese momento y ocultaron los cuerpos. A las cinco en punto se congregaron para la toma de asistencia, pero llegaron ligeramente más temprano, antes de que los hombres de la SS se reunieran. Su plan era evitar el campo minado al decidirse a sencillamente marchar como grupo hacia la entrada principal, como si fueran a recibir sus instrucciones de trabajo. Al llegar a la entrada, tenían la esperanza de matar a los dos guardias ucranianos y apresurarse a salir por delante.

Aunque habían tenido suerte hasta entonces, se descubrió uno de los cuerpos en el último momento, antes de que pudieran llegar a la entrada principal. El ruso Sasha hizo un pequeño discurso de "sálvese quien pueda" y alentó a todos a que escaparan inmediatamente. En el campo cundió el caos, algunos se movieron hacia la entrada principal y otros rompieron la valla y se arriesgaron a cruzar el campo minado. Todos tuvieron que enfrentar las balas de las torres de vigilancia.

De los 550 prisioneros, 150 no mostraron voluntad para escapar o estaban inhabilitados para hacerlo. Algunos se separaron en otro campo y quedaron sin ningún tipo de comunicación y otros simplemente se rehusaron a correr. Cualquiera que fuera incapaz o no quisiera luchar o correr fue disparado por la SS. Cerca de 80 de los que sí corrieron fueron asesinados por las minas o por fuego hostil. Aún así, más de 300 personas (casi sin preparación) se las arreglaron para escapar del campo hacia los bosques circundantes.

Trágicamente, cerca de la mitad de estas personas fueron capturadas y ejecutadas durante las siguientes semanas por la red de captura alemana. Pero, dado que hubieran sido asesinados por la SS de cualquier manera, el escape fue un notable éxito. Mejor aún, después de poco tiempo del levantamiento, el jefe humillado de la SS, Heinrich Himmler, ordenó que el campo fuera clausurado, desmantelado y se reforestara esa área. (Como pueden ver, no siempre se vuelven a construir.)28 Y un número de fugitivos se unieron a las fuerzas amistosas en el área y continuaron luchando contra los Nazis, (incluyendo a Sasha, que eventualmente regresó al ejercito rojo y fue enviado por Stalin a un gulag por "permitir" que fuera capturado).

Los supervivientes pasaron décadas reflexionando sobre su escape. De muchas maneras, no pudieron haber deseado mayor suerte. Si sus acciones hubieran sido descubiertas con anterioridad, es muy posible que todos en el campo hubieran sido ejecutados. Además, resulta sencillamente asombroso que la mitad del grupo, de los cuales muy pocos tenían entrenamiento en armas, supervivencia, escape y evasión, lograron evitar ser capturados por los Nazis.

Ciertamente se hubieran beneficiando de un entrenamiento o preparación, aunque en este caso eso era improbable por darle prioridad a la seguridad. Otro problema que los supervivientes identificaron fue que la mayoría de las armas quedaron en manos de los prisioneros de guerra rusos, lo cual significó que la mayoría de los fugitivos quedaron indefensos. También carecían de células o grupos de afinidad organizados con anterioridad, y muchas personas que se conocían entre sí se separaron durante el escape. Otro problema más fue el hecho que los prisioneros no tenían contacto con los Aliados o grupos de resistencia que los hubieran ayudado a escapar o proveer de suministros o armas. Al final, un gran número de prisioneros que escaparon terminaron asesinados por nacionalistas polacos antisemitas, incluyendo algunos partidistas polacos.

A pesar de estos problemas, podemos aprender mucho de esta historia. Los prisioneros hicieron uso notable de sus recursos para escapar. El sólo hecho de que planearan escapar resulta inspirador, en especial cuando literalmente, millones de otras personas caminaron hacia su muerte sin luchar. En efecto, considerando que la mayoría de ellos carecían de habilidades específicas de combate y evasión, además del equipo necesario, se debió únicamente a su valentía el contraataque, que salvó muchas vidas.

Ninguna retirada o rechazo los hubiera ayudado, ganaron sus vidas sólo por los audaces actos de comisión.