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La primera, lapresión legislativa, busca influir o persuadir aquellos en el poder a través de la redacción de cartas, peticiones, declaraciones o al "hablar de la verdad del poder", protestas, etcétera. Para los liberales, incluso las atrocidades sólo son grandes malentendidos.29 La presión legislativa informa a aquellos en el poder de sus errores (por supuesto que debido a que aquellos en el poder son personas bien intencionadas, se reformarán después de que cortésmente se les informe de su error).

La presión legislativa parece atractiva porque si cuentas con los recursos suficientes (dinero), puedes lograr que el gobierno haga cosas por ti, magnificando tus acciones. El éxito es posible cuando muchas personas buscan lograr un cambio menor y resulta improbable cuando pocas personas buscan un cambio mayor. Pero la presión legislativa es demasiado indirecta ya que requiere que nosotros intentemos convencer a alguien que convenza a otras personas de tomar una decisión o legislar una ley, que con suerte será aprobada por otras personas y ejecutada por aun otro grupo.

La presión legislativa a través de la persuasión es un callejón sin salida, no sólo en términos para derrocar la civilización, pero virtualmente en cada comportamiento radical. Presupone que aquellos en el poder son seres esencialmente morales y que pueden ser convencidos de cambiar su comportamiento. Pero seamos honestos: si quisieran hacer lo correcto, no estaríamos donde nos encontramos ahora. O puesto de otro modo, su sentido moral (si existe) está tan profundamente distorsionado que resulta inalcanzable a través de la persuasión.

¿Y si en efecto sí pudieran ser persuadidos? Los capitalistas emplean ejércitos de legislativistas profesionales para manipular al gobierno. Nuestra habilidad para ejercer presión legislativa sobre aquellos en el poder (lo cual incluye a las cabezas de gobierno y corporaciones) no es rival para su habilidad de ejercer presión legislativa con los demás. Convencer a aquellos en el poder de cambiar requeriría enromes cantidades de personas. Si tuviéramos esas personas, aquellos en el poder no estarían convencidos, estarían reemplazados. Convencerlos para que recapaciten sobre sus acciones sería irrelevante, porque podríamos adoptar acciones mucho más estratégicas.

La presión legislativa sencillamente no es prioritaria para derrocar la civilización. Esto no menosprecia las victorias legislativas como la Ley de Aguas Limpias y la Ley para la Biodiversidad, las cuales nos han conseguido un tiempo valioso. Sencillamente señala que la presión legislativa no funcionará para derribar un sistema tan vasto como la civilización.

Las protestas y actos simbólicos son tácticas generalmente empleadas para conseguir la atención. Si el propósito de una acción es la obstrucción o ruptura de las condiciones actuales en términos de transporte, cumplimiento de leyes u otras actividades económicas y políticas, entonces debe ser la confrontación directa. Si la protesta es una manifestación para la discusión o educación pública, entonces es un esfuerzo para levantar la conciencia y educación (ver la siguiente sección).

Cuando resultan efectivas, las demostraciones forman parte de un movimiento más extenso y van más allá de ser un acto simbólico. Han habido protestas efectivas, tales como las acciones para los derechos civiles de Birmingham, pero no fueron simbólicas; fueron obstrucciones físicas para los negocios y la política. Esta interrupción usualmente es ilegal. Aun así, las protestas simbólicas pueden llamar la atención. Las protestas son más efectivas para "comunicar el mensaje" cuando se concentran en un solo problema. La cobertura moderna de los medios es tan superficial y sensacionalista que los matices se pierden. Pero una crítica a la civilización no se puede expresar en emisiones fragmentadas, así que las protestas no la pueden publicitar. Y la civilización es tan grande y tan omnipresente que no hay un lugar único donde ir a protestar. Algunos movimientos de resistencia han empleado protestas para mostrar su fuerza y atraer reclutas, pero la mayoría de las personas jamás estarán de nuestro lado; nuestra estrategia necesita estar basada en la efectividad, no sólo en la cantidad de personas.

Todos los grupos de resistencia participan en algún tipo de educación y levantamiento de consciencia, que a menudo es público. En los regímenes más represivos, la educación se disemina en la clandestinidad. Todas, la propaganda, agitación, manifestaciones, teatro, arte y espectáculo, son acciones que caen en alguna de estas categorías.

Para que la educación pública funcione, se deben satisfacer diversas condiciones. La educación y propaganda de la resistencia deben ser capaces de superar a los medios masivos´de comunicación. El público general debe ser capaz y poseer la voluntad para desenmascarar las falsedades prevalecientes, incluso si haciéndolo se contravienen sus intereses sociales, psicológicos y económicos propios. Deben tener medios accesibles para cambiar sus acciones, y deben elegir las acciones moralmente preferibles por sobre las convenientes. Desafortunadamente, ninguna de estas condiciones se presenta en estos momentos.

Otro inconveniente de la educación reside en que inherentemente funciona con un retraso; puede tomar años antes que una persona traduzca la información nueva en acciones. Pero como sabemos, el planeta está siendo asesinado y la ventana para la acción efectiva es pequeña. Para las personas de la resistencia verde profundo, las habilidades de entrenamiento y agitación pueden ser más efectivas que la educación pública.

La educación no derrocará directamente a la civilización, pero puede ayudar a radicalizar y reclutar a la gente al proveerles de una interpretación crítica a sus experiencias. Y conforme la civilización continúe colapsando, la educación podrá alentar a las personas a cuestionar las razones subyacentes para el declive de la economía, las crisis alimenticias, etcétera.