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La resistencia es un concepto sencillo: el poder, injusticia e inmoralidad son confrontados y desmantelados. Se le niega la habilidad a los poderosos para para dañar a los menos poderosos. La dominación es reemplazada por equidad en un cambio o sustitución de instituciones. Eventualmente el cambio forma relaciones humanas nuevas y personales a través de la sociedad.

La mayor parte de la población jamás se unirá a un movimiento de resistencia real. Somos criaturas sociales; por definición, es difícil contraponerse al rebaño. Agrega como los sistemas exitosos de opresión son exitosos al deshabilitar la capacidad humana para la resistencia. Como Andrea Dworkin dijo, "El feminismo requiere de lo que precisamente destruye a las mujeres en la misoginia: una valentía intachable al confrontar el poder masculino".91 La canasta de potencial para personas que se unan a la resistencia va a ser pequeña. La conformidad trae recompensas y privilegios; luchar en contra acarrea castigos y alienación. La mayoría de las personas no están psicológicamente adaptadas para los requisitos de la resistencia. Mientras más rápido aceptemos eso será mejor.

Personalmente creo que podemos dejar de perder el tiempo en conversaciones que jamás producirán nada más que frustración. Políticamente podemos tomar mejores decisiones estratégicas basadas en una evaluación más realista de nuestros reclutas potenciales. Todos debemos tomar nuestras decisiones con respecto al riesgo personal. Y hay un rol para todos. Hay personas que están de acuerdo con los objetivos de una causa pero por una variedad de razones legítimas no pueden ir a la primer línea de combate o participar en acciones del movimiento clandestino. Por lo tanto, la mayoría de los reclutas, serán parte de la cultura de resistencia dadas sus circunstancias y carácter.

Los movimientos de resistencia requieren dos cosas: lealtad y apoyo material. Adquirirlas son las dos tareas principales de la cultura de resistencia, aunque puede haber otras dependiendo del alcance disponible de la resistencia. Los otros incluirían la construcción de instituciones alternativas de equidad, gobernanza participativa, implementación de sistemas de justicia para la resolución de disputas, creación de redes económicas que puedan proveer las necesidades básicas de supervivencia afuera del sistema injurioso y un proceso de socialización para niños y adultos con el objetivo de recuperar y defender las culturas indígenas bajo ataque o crear una nueva cultura para aquellos que escapen de la cultura dominante. En la vida real, todos estos proyectos no serán siempre distintos entre sí, pero en su lugar formarán una serie de actividades que se refuercen.

Lo que los une a todos es un conjunto subyacente de valores que incluye la adopción auto-consciente de la resistencia política. Esto significa una comprensión cabal de lo que sí implica la resistencia política y de aquello que no lo es. Sin ese entendimiento todo lo que tenemos será la misma cultura alternativa de retirada, la cual estará conforme de coexistir junto con la injusticia y todos sus horrores, no importa que tanto estén repelidos por esos horrores. No sé si será una falta de valor o como dijo Adrienne Rich, "la falla de desear nuestra libertad con la suficiente pasión",92 pero es una falla que acecha demasiados movimientos radicales. Vale la pena citar en su amplitud a Gene Sharp en este punto (las personas que yo denomino "retiradistas" él las llama "utópicas").

Los utópicos, a menudo, son especialmente sensibles a los males del mundo y, ansiando la certeza, pureza e integridad, rechazan firmemente los males de la forma más absoluta posible, deseando la evasión de cualquier compromiso. En su lugar, los utópicos defienden la posesión de una visión alternativa del mundo que desean que se materialice. Su creencia visionaria fue etiquetada de "religiosa" o "política", lo cual es irrelevante para esta discusión. Esperan la llegada del "nuevo mundo" la cual se concretará por un acto de Dios, un cambio en el espíritu humano seguido de cambios autónomos de las condiciones económicas o por un profundo levantamiento social espontáneo, los cuales están más allá del control humano voluntario. Estos creyentes están preocupados principalmente por el mal y los principios por los que las personas deberían vivir y, ganando conversos, viven con el menor compromiso posible hasta que el gran cambio arribe. Pueden buscar deliberadamente establecer maneras de vida y comunidades las cuales ejemplifiquen sus principios y los cuales inspirarán a otros a actuar de igual manera93.

La debilidad más seria de esta respuesta al problema de este mundo no es la visión amplia, o el compromiso de las personas que creen en ella. La debilidad está en que estos creyentes no tienen una manera efectiva de alcanzar la sociedad de sus sueños. La condena de los males sociales, emparejada con un orden alternativo de vida, un profundo compromiso personal y un esfuerzo por vivir de acuerdo a él, son completamente buenos y necesarios, pero desafortunadamente, por sí solos, no transforman la sociedad humana y sus instituciones. Para lograrlo, se requiere un programa instrumental efectivo de pasos alcanzables para lidiar con estos males existentes dentro de la sociedad y crear un mejor orden social 94.

Un historiador llama al movimiento español anarquista, un movimiento por una orden de magnitud más serio que cualquier cosa en la izquierda contemporánea, "milenarismo secular".95 Estas dos palabras podrían describir el pensamiento de toda mi juventud. Entre verdaderos radicales, hay una tremenda tensión entre una estrategia de pureza en la retirada y otra basada en un acto de necesidad emocional (que en esencia es una compilación de tácticas sin dirección). Ninguna de ellas es realmente estratégica; las dos suelen ser posturas basadas en la desesperación y, con disculpas a Rich, un fracaso colectivo para planificar energéticamente nuestra libertad. Ambas tendencias pueden recaer en el liberalismo: vamos a cambiar al mundo a través del "ejemplo personal". Ese ejemplo puede ser nuestro jardín de permacultura y su auxiliar sistema de desplazamiento por bicicleta o puede tratarse de nuestros ataques valientes pero inútiles a la propiedad situada al fondo de la cadena alimenticia del opresor. Tenemos estas nociones vagas de cómo estas acciones inspirarán a otros, y luego, incluso más vagamente, acumularán para lograr una transformación social o detonarán una insurrección espontánea. Pero sucederá porque es una necesidad: porque ya sea que la narrativa del tipo "el Gran Giro" de progreso dice que debe ser así o los fuegos de nuestra virtuosa indignación nos hará así. Pero el milenarismo es un sustituto pobre en lugar de un movimiento de resistencia real. Y dado que la victoria no es, de manera factible, inevitable, sería aconsejable entender el principio básico de la resistencia: desalojar la injusticia requiere de una resistencia organizada y política. El poder sólo cambiará cuando sea obligado a hacerlo. Ya sea que esa fuerza sea aplicada de manera violenta o no violenta es una discusión que llegará después. Demasiados izquierdistas se rehúsan a enfrentar la naturaleza del poder, la naturaleza sistémica de la opresión y la naturaleza de la psicología social a la que nos enfrentamos.

Para aquellos de nosotros que no pueden estar activos en las primeras líneas (y eso será la gran mayoría de nosotros) nuestro trabajo es crear una cultura que aliente y promueva la resistencia política. Las tareas principales serán la lealtad y el apoyo material.

Dolorosamente, la izquierda sufre una carencia de lealtad. Primero y más importante, es la traición absoluta. La mayor parte de las víctimas del Temor Verde fueron entregadas por viejos amigos, en un caso por un ex-marido. En cualquier movimiento serio los soplones serán un tema de absoluta seriedad. Esto sería porque delatar significa que tu gente, camaradas y amigos, podrán ser arrestados, torturados y asesinados. Conforme el movimiento, Deep Green Resistance (Resistencia Verde Profundo) tome seriedad y con ello las consecuencias de la represión estatal, nuestra respuesta colectiva a la traición se verá obligada a mantenerles el paso. Este no será un momento divertido; es un hecho que probablemente se volverá un trauma permanente. Nuestra mejor esperanza está en infundir el valor de la lealtad en nuestra resistencia ahora, detener a los informantes antes de que empiecen. Christable Pankhurst escribió sobre la cultura de las sufragistas militantes:

Todo lo que necesitamos para una cultura de resistencia se encuentra en su descripción, y en efecto, jugó un papel importante a través del movimiento sufragista. Más de mil mujeres soportaron el "confinamiento aislado, trabajo forzado, brutalidad, pérdida de salud y en última instancia, muerte".97 Incluso hubo más mujeres que cometieron actos de valor físico que no terminaron en arrestos, variando desde las confrontaciones con la policía hasta la destrucción de propiedad llevada a cabo con cautela. Y luego estuvieron las soldados a pie, lo cual involucraba tareas diarias como la recaudación de fondos, educación, discursos, publicación de periódicos, cabildeo de puerta en puerta, organizar reuniones y apoyo a prisioneras. Todas estas mujeres apoyaban a su camaradas militantes. También hubo entre 500 y 600 sociedades no militantes para el sufragio de la mujer a través de Bretaña, y es interesante señalar que el incremento de la militancia en la Unión resultó en una revigorización de aquellos grupos por igual. Midge MacKenzie escribe, "las tácticas controversiales de la Unión y la diseminación y cobertura de sus noticias revitalizaron la cuestión del voto de la mujer y las sociedades sufragistas no-militantes se fortalecieron y volvieron más poderosas".98

La primera prioridad de su movimiento fue la lealtad, para sus causas y aquellas mujeres que las lideraban. Allí se encuentra uno de los mayores problemas con los grupos radicales modernos. Tendemos a destruir a nuestros líderes a través de la crítica, a menudo personal y viciosa. La postura anti-jerárquica de los radicales genera una reacción adolescente contra cualquiera que suba a una posición pública. Escritor tras escritor ha sido acusado de "venderse", aunque ni siquiera uno sólo haya podido ganarse la vida como escritor. Esta denuncia también se apalanca con las personas dedicadas a dirigir las imprentas pequeñas, tiendas de libros y, en efecto, cualquiera con la temeridad de lograr hacer algo. Es una combinación mezquina de celos y una "pelea de gallos". Aunque la predeterminación de "ataquen al líder" se logra presentar ocasionalmente en los grupos de mujeres, las exigencias por parte de la masculinidad hacen que esta acción sea un tema de hombres. Debemos llamarlo por lo que es. Si los ofensores se rehúsan a detener sus actos, deben ser rechazados hasta que su comportamiento mejore. Atacar a nuestros líderes es doloroso y destructivo para ambos, individuos y movimientos. No se puede esperar de los miembros más jóvenes que sean capaces de identificar y actuar contra este comportamiento; no tienen la experiencia de vida y tienen la inclinación natural a ser "combatientes" en el escenario de la vida. El trabajo recae en participantes de mediana edad o miembros mayores para establecer el tono y expectativas de comportamiento que guíen las normas de la comunidad. Las personas que por décadas ya son demasiado viejas para sobrellevar este comportamiento particular, lo enfrentan con alegría. Es frustrante y desgarrador, porque ningún individuo excepto los más resilientes pueden sobrevivir a esos tipos de ataques personales constantes. Y nadie puede lastimarte como lo pueden hacer los tuyos.

Veamos de nuevo a la Unión y el movimiento de sufragio militante. Su uso de ambas, la desobediencia civil y la destrucción de propiedad dejaron a muchas mujeres en la cárcel. Como cualquier prisionero político haría, declararon y mantuvieron un conjunto serio de huelgas de hambre. El gobierno se vió obligado a liberar a las huelguistas por miedo a que murieran. Las militantes, por supuesto, regresaron a la acción política una vez que se recuperaron. El gobierno se encontró en un dilema y decidió alimentarlas por la fuerza a las próximas prisioneras que declaran una huelga de hambre. No vayas a confundirte: esto es una forma de tortura. Fracasó; el valor de las prisioneras contra la tortura del gobierno dejó en claro para el público en general la fácil decisión de elegir con quien simpatizar.

Algunos miembros del parlamento (MB) discutieron que las prisioneras deberían ser abandonas para que murieran de inanición y que eso sería el final del asunto. Pero el Secretario de Interior tenía el pulso del movimiento: "Se ha dicho que no morirían muchas mujeres, pero creo tú encontrarías que treinta, cuarenta o cincuenta se seguirían la una a la otra".99 Primero debemos mencionar a Emmeline y su hija Christabel Pankhurst, las queridas líderes del movimiento. El gobierno entendió algo que los radicales contemporáneos tienden a rechazar: los movimientos sin líderes no son movimientos, quedando en su lugar individuos al azar que quedan incapaces de hacer una campaña por la justicia. Emmeline Pankhurst había estado en la cárcel, participado en las huelgas de hambre y había sido liberada demasiadas veces. El gobierno la quería destruída o muerta, sin crear así a una mártir. El resultado fue la Ley de los Prisioneros (Baja Temporal para los de Salud Precaria) de 1913 la cual fue rápidamente apodada la Ley del Gato y el Ratón. Una huelguista de hambre sería torturada hasta que la dejaran medio muerta, luego la liberarían para que se recuperara. La prisionera sería liberada bajo fianza. La ley declaraba que una vez que una prisionera era considerada sana, ella (la ley usaba el pronombre femenino) tendría que presentarse para volver a la cárcel. Emmeline Pankhurst escribió:

Pankhurst fue detenida durante diez días, durante los cuales ella declaró una huelga de hambre. Escribió sobre el día cuando, extenuada y medio consciente, estaba a punto de ser liberada bajo la Ley del Gato y el Ratón.

El gobernador vino a mi celda y me leyó el permiso, el cual ordenaba que regresara a Holloway en quince días, y mientras tanto, observara todos los obsequiosos términos bajo los cuales debía informar a la policía de mis movimientos. Con la fuerza que quedaba en mis manos desgarré el documento en pedazos y lo tiré en el piso de la celda. "No tengo ninguna intención", le dije, "de obedecer esta ley infame". Ahora libéreme sabiendo perfectamente bien que yo jamás regresaré voluntariamente a cualquiera de sus prisiones"101.

Otras sufragistas mostraron su humor al igual que su fortaleza ante la cara de la Ley del Gato y el Ratón. Annie Kenney, otra de las líderes del movimiento, fue liberada tres días después de declararse en huelga de hambre junto con un permiso que decía que debía regresar. Ella escapó de su casa, donde se estaba recuperando mientras la vigilaban, bajo la oscuridad de la noche y atendió a una reunión sufragista sin previo aviso, donde subastó su permiso de prisión al mayor postor. Fue arrestada inmediatamente.

Muchas de las huelguistas de hambre liberadas bajo la Ley del Gato y el Ratón fueron protegidas por una red de apoyo de personas leales que se rehusaban a entregarlas. Y como un ejemplo maravilloso de apoyo material, una mujer, la Sr. Brackenbury, concedió el uso de una casa grande en Londres donde las huelguistas de hambre podían recuperarse el tiempo que necesitaran bajo el cuidado necesario. La casa fue cariñosamente apodada el "Castillo de las Ratonas".

Por razones médicas, las líderes se vieron obligadas a participar con la policía a otro juego del gato y el ratón. Estaban decididas a hacer su trabajo como líderes y de igual manera, determinadas a evadir la captura por el "asesinato judicial lento".102 En las comparecencias públicas, las mujeres defendían con sus cuerpos a Emmeline Pankhurst al pasar a través de la policía en un intento de mantenerla a salvo. La volvieron a arrestar el 21 de julio de 1913, pero fue liberada tres días después debido a que su salud empezó a deteriorarse mientras guardaba ayuno sin comida ni agua. Asistió a la siguiente reunión pública de sufragistas, en un estado de salud en el que apenas podía hablar, pero estaba determinada a hacer su aparición. La subasta de su permiso de libertad condicional aportó ₤100, las cuales prometió al gobernador que gastaría en "propósitos militantes".103 Ella escapó hacia los EU para recuperar su salud y a su regreso fue arrestada en la costa de Plymouth, pero no porque careciera de defensoras. Un grupo de mujeres en una lancha motorizada intentó sin éxito rescatarla mientras enfrentaban dos buques guerreros. Al ser tomada en custodia, inmediatamente regresó a su huelga de hambre. Después de todos estos eventos, fue arrestada seis veces más bajo la Ley del Gato y el Ratón, a la edad cincuenta y cinco años.

Una escolta oficial, entrenada en jujitsu, se organizó con el único propósito de proteger a Emmeline Pankhurst de la policía. La policía estaba tan nerviosa por las confrontaciones que llegó el momento cuando un hangar en la Estación Victoria fue requisado y la estación entera fue rodeada por "batallones de policía" para llevar a la Señora Pankhurst en custodia. Hicieron todo eso para evitar que las defensoras de Emmeline la protegieran de volver a ser arrestada.

Su hija, Sylvia Pankhurst, también enfrentó el arresto potencial y posterior tortura, y aún así continúo dando discursos. En un evento del "Día de la Mujer" en el parque Victoria, veinte mujeres se encadenaron entre ellas mismas en un apretado grupo alrededor de Sylvia en un intento de frustrar los esfuerzos de la policía. No fueron exitosas, la policía aisló a todo el grupo y rompió los candados con sus garrotes, pero en las fotografías borrosas de la "escolta encadenada" sus expresiones de lealtad incondicional brillaban. la policía intentó sobornar una calle entera en el barrio de trabajadores al este de Londres para que arrestaran a Emmeline Pankhurst en su camino al rally; ni un solo residente aceptó su dinero.

Los movimientos reales necesitan líderes. A pesar de todo el desprecio que los radicales contemporáneos han acumulado a cualquiera que tome un papel público, los líderes emergen. Un conjunto de individuos, no importa que tan enojados o inspirados, permanecerán embrionarios sin una voz e inefectivos sin una dirección. Los movimientos se pueden destruir fácilmente al capturar o asesinar a los líderes; esa es la razón por la que los gobiernos lo hacen. Los anarquistas españoles jamás se recuperaron del asesinato del estimado Buenaventura Durruti, al igual que la muerte del Dr. Martin Luther King Jr dejó un hueco en el corazón del movimiento por los derechos civiles. Los movimientos exitosos siempre están entrenando nuevos líderes porque reconocen sus funciones críticas. El gobierno británico deseaba acabar con el movimiento de sufragio en numerosas ocasiones al arrestar a las líderes, pero las mujeres tenían lista una cadena de comando de Emmeline y Christabel Pankhurst a Annie Kenney hasta Grace Roe y hacia abajo en la lista, donde cada mujer iba preparando a su reemplazo. Podemos rechazar el concepto de líder todo lo que queramos, pero eso no erradicará la necesidad que existe de tener uno.

Por supuesto, los grupos de pequeña escala del movimiento expuesto deber ser democráticos cuando sea posible, pero eso no modifica el hecho que los líderes deben emerger ni cambia el hecho que los grupos del movimiento clandestino involucrados en actividades paramilitares o de coordinación requieren una jerarquía. Emmeline Pethick-Lawrence explicó la estructura no-democrática de la Unión: "El hecho mismo de que la acción militante involucraba el sacrificio individual imponía responsabilidades fuertes sobre las líderes de la campaña. Los individuos que estaban listos para hacer el sacrificio que la militancia implicaba tenían que ser apoyados por la garantía de unidad absoluta dentro de los rangos"104.

Si aceptamos la realidad del liderazgo, podemos intercambiar la protección por expectación. La lealtad funciona de ambas maneras. La claridad de ideas, explicación de metas y valor personal puede elevar al organizador, maestro, escritor o ministro a una posición de liderazgo. En cambio, aquellos que aceptan ser guiados tienen el derecho de esperar excelentes éticas personales, auto-sacrificio y la priorización del movimiento por parte del líder. El carisma y estatus pueden ser usados de muchas maneras horribles, y los individuos que usan el poder para la ganancia personal o explotación sexual deben, por supuesto, ser rechazados de adoptar una posición de liderazgo. Pero un rechazo al por mayor del liderazgo significa que el movimiento quedará varado en el nivel de pequeños grupúsculos inefectivos. Se podrá experimentar como algo radical, pero no cambiará nada.

La lealtad del uno con el otro, en especial con los que lleven a cabo acciones directas en la primera línea y por tanto están tomando riesgos serios, es igual de importante como la lealtad con los líderes. Esa lealtad requiere de aquellos de nosotros que trabajan en el movimiento expuesto de declarar nuestro apoyo por la acción directa en cada oportunidad. Necesitamos usar palabras como "resistencia" y frases como "cultura de resistencia"; necesitamos rechazar a las decisiones de consumo como una solución y explicar el por qué a cualquier que escuche; y necesitamos defender cualquiera que sea el nivel de militancia con el que nos sintamos cómodos y aún más.

La lealtad también implica apoyo material. Tiempo, dinero y otros recursos siempre son necesarios para los que lleven a cabo acciones directas. Considera lo que le tomó al Ferrocarril Subterráneo para operar. Sí, se necesitó de líderes como Harriet Tubman para adoptar la militancia, valentía y compromiso a pesar de las consecuencias graves; recordamos su nombre y deberíamos hacerlo. Pero también se necesitaron de los cuáqueros quienes en repetidas ocasiones abrieron sus hogares a los fugitivos poniéndose en riesgo a ellos mismos; se necesitó de personas que estuvieran dispuestas a repetir canciones acerca de los trenes conforme hacían su paso a través de los barrios de esclavos. Se necesitó de comunidades de negros libres y blancos simpatizantes que estuvieran dispuestos a apoyar a los esclavos que habían escapado con alimentos, vivienda y empleo. Aquellas personas debían tener una lealtad absoluta con los guardas y con las personas esclavizadas, arriesgando sus vidas por la libertad. Se necesitó de personas con la disposición de decir delante de sus familias, amigos y congregaciones que el Ferrocarril Subterráneo era un proyecto bueno y merecedor. Ahora aceptamos la necesidad y moralidad del Ferrocarril Subterráneo, pero en su momento se vio por muchos abolicionistas como un proyecto radical afuera los márgenes de la sociedad. Fue exitoso en parte por los periódicos publicados por los activistas, conferencias organizadas, peticiones al congreso e incluso se movió a Kansas para luchar por un cambio estructural amplio que rodeaba y explicaba el Ferrocarril Subterráneo. Todas estas personas trabajaban concertadamente, a pesar de las profundas diferencias en su ética y estrategia, tomando los riesgos que podían enfrentar.

Los cuáqueros desarrollaron una ética y una práctica de apoyo y cuidado a la comunidad muy rápidamente: la persecución tiene una tendencia a fomentarlo. En Bristol, Inglaterra, se arrestaron tantos cuáqueros (3,000) que los prisioneros morían sofocados en las prisiones. Los niños quedaban a cargo de la comunidad, y de manera heróica llevaron a cabo Reuniones de Adoración. Algunos de ellos fueron torturados por hacerlo y terminaron azotados y sujetados con cepos. La cultura de resistencia respaldada adoptada por la mayoría de la comunidad; algunos jurados en Bristol se rehusaron a enjuiciar a los cuáqueros. Otros jurados los declaraban inocentes y eran castigados por el juez, a lo cual le seguía la implementación del principio legal de inmunidad ante el enjuiciamiento del jurado, un principio que ahora damos por sentado, pero que debió de ser ganado. Y cuando tres cuáqueros fueron sentenciados a ser transportados de América a las Antillas, los marineros de Bristol se rehusaron a llevarlos.

La lealtad y el apoyo material también son evidentes en la historia del grupo militante anti-guerra los Weather Underground. Después de describir el evento en que casi atrapan a una célula del WU, un miembro recuerda:

A las comunidades que están acostumbradas a cuidarse entre sí se les facilita la movilización de esas redes preestablecidas hacia una cultura de resistencia. Dichas redes establecidas pueden llamarse cultura de supervivencia. Por ejemplo, los hombres que trabajaban como porteros Pullman a menudo se encontraban varados en pueblos sureños donde caminar en la calle equivocada podía terminar en su muerte. Había mujeres negras a lo largo de las vías del tren que abrirían sus hogares a los porteros. Aunque sólo pudieran ofrecerles un tapete en la despensa, al menos era un lugar seguro donde les ofrecerían una comida. Usualmente estas mujeres tenían un marido o hijo que también era porteros, y entendían de primera mano los horrores de ser un hombre negro en un pueblo segregado. Estas mujeres se convirtieron después en el corazón, alma y soldados de infantería del movimiento por los derechos civiles.

El movimiento por los derechos civiles no surgió espontáneamente. El historiador Tye explica:

Dirigieron escuelas similares desde Canadá hasta Florida, creando un movimiento basado en la educación, conciencia política, estrategia inteligente y la actual cultura de supervivencia entre negros.

Los anarquistas españoles nos han provisto de otro ejemplo de cómo una cultura de supervivencia puede ser movilizada hacia la resistencia. Murray Bookchin escribe:

Es esencial enfatizar que el anarquismo español no era sólamente un programa integrado en un matriz teórica densa. Era un modo de vida: en parte, como la vida de los españoles era experimentada entre la cercanía de los pueblos rurales y en la vida de los vecindarios de la clase trabajadora; en parte también la articulación teórica de esa vida como la habían proyectado los conceptos de descentralización de Bakunin, la ayuda mutua y los órganos populares para el auto-gobierno. ...España tenía una larga tradición de colectivismo agrícola... el anarquismo español ... buscó las tradiciones colectivistas precapitalistas de su pueblo, nutrió lo que aún persistía, evocaron las potencialidades revolucionarias como modos de liberación de ayuda mutua y auto-gobernación y las instauró para minar la obediencia, mentalidad jerárquica y acercamiento autoritario fomentado por el sistema de fábricas. ... Los anarquistas españoles intentaron usar las tradiciones pre-capitalistas del campesinado y la clase trabajadora contra la asimilación de la racionalidad industrial autoritaria de los trabajadores. Sus esfuerzos fueron favorecidos por la continua fertilización del proletariado español por los trabajadores rurales que renovaban estas tradiciones a diario conforme migraban hacia las ciudades... Junto con las ciudades costeras mediterráneas de España, algunos trabajadores retenían una memoria viva de una cultura no-capitalista; una en la que cada momento de la vida no era regulada estrictamente por el registro de entradas y salidas, el silbato de la fábrica, el capataz, la máquina, el trabajo estrictamente regulado y el mundo atomizado de las grandes ciudades107.

Los anarquistas españoles eran reconocidos por su lealtad. Las huelgas de trabajadores que apoyaban a los camaradas en las prisiones eran más grandes que las huelgas que exigían mejores condiciones para los trabajadores.