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Capítulo 2

La Civilización y Otras Amenazas

por Aric McBay

La única defensa para este monstruoso absurdo [los programas de limitaciones y comercio] que he leído es, "Bueno, tienes razón, no tienen nada bueno, pero el tren ha dejado la estación". Si el tren ha dejado la estación, más vale que pronto se descarrile o el planeta y todos nosotros, estaremos en serios problemas.

—James Hansen, científico del clima

intenta convencerte con la idea que
no eres responsable
de la vida de tu tribu
ni del aliento de tu planeta

—Adrienne Rich, poeta y ensayista feminista

¿A qué nos enfrentamos?

Por un momento piensa en el legado ecológico de la cultura dominante, la magnitud de la destrucción de territorios completos (llamado "impacto ambiental" por las voces de los apologistas industriales).

El Mar de Aral, entre lo que hoy es Kazakstán y Uzbekistán es el ejemplo perfecto. Su nombre significa "mar de islas", después de los miles de islas que se encontraban a través de sus aguas que alguna vez fueron fértiles. En los años 50, la URSS instauró un programa de irrigación industrial intensiva que debía transformar la cuenca del Mar de Aral en una vasta plantación de algodón. En ese momento el mar todavía era enorme, su extensión fácilmente podría haber cubierto a Dinamarca, Sri Lanka o República Dominicana. Pero el Mar se secó rápidamente a partir de los años 60; se le privó de agua y el aumento de la salinidad eliminó a todos los peces junto con muchas otras criaturas. Ahora menos del 10 por ciento del Mar permanece. El efecto estabilizador del mar se ha ido; antes, sus veranos eran templados, ahora son secos y áridos y los inviernos son prolongados y fríos. Donde alguna vez hubo un mar lleno con vida, ahora hay una planicie de polvo, intoxicada por décadas de acumulación de fertilizantes y desperdicio industrial. La isla de Vozrozhdeniya (bueno, alguna vez fue una isla) es casa de las ruinas de una instalación soviética de armamento biológico. Hay barcos abandonados a lo largo de la planicie venenosa, que permanecen como monumentos históricos de óxido al periodo en que el mar tuvo peces... y agua.

Es difícil considerar un término más adecuado que postapocalíptico. Pero la apocalipsis todavía no es post; los remanentes del mar continúan reduciéndose. Quedaron tres lagos salados, aislados entre sí, de lo que alguna vez fue el Mar de Aral, pero mientras escribo se anuncia que un lago finalmente ha desaparecido y que se ha evaporado. Ahora sólo quedan dos salobres vestigios de lo que fue el vasto mar de islas.

Lo que sucedió en el Mar de Aral está pasando en todas partes y con gran celeridad. Tomó cincuenta años transformar el Mar de Aral en un desierto, pero esa misma cantidad de tierra se desertifica cada año en el resto del mundo. No es difícil enterarse de biomas enteros que han sido destruidos por esta cultura: las praderas del este americano y los bosques antiguos del Medio Oriente son algunos ejemplos. Estamos en el punto en que es mucho más difícil encontrar un bioma que no haya sido destruido.

Y en algunos lugares, aquellos en el poder, apenas están empezando, como lo sería el caso de las arenas bituminosas de Athabasca en la zona norte de Alberta. Las arenas bituminosas son depósitos subterráneos de bitumen [petróleo] mezclados con arena, donde la mayoría de los depósitos se encuentran debajo de los bosques boreales. (Si estuvieras buscando "el bioma menos destruido", el bosque boreal sería un buen candidato; esto sería antes del calentamiento global.) Para acceder a las arenas bituminosas, las compañías petroleras literalmente raspan del terreno a los bosques vivos junto con la tierra de su superficie. Después sacan las arenas bituminosas, de las cuales se necesitan dos toneladas de arenas para la producción de cada barril de petróleo. Utilizando el agua de los ríos circundantes lavan las arenas y extraen el bitum usando un volumen que es varias veces el de las arenas pero de agua, intoxicándola con subproductos del petróleo que matan peces, aves, y acaban con la supervivencia de comunidades indígenas que circundan el área. Si simplemente odiaras a la Tierra y quisieras destruirla, difícilmente encontrarías una forma más despiadada para hacerlo.

Se queman cantidades enormes de gas natural para cocinar el bitumen y obtener petróleo sintético. Esa energía empleada significa que el petróleo producido a partir de las arenas bituminosas produce por lo menos cinco veces más gases de efecto de invernadero que el petróleo convencional. Si el propósito era encontrar formas más nocivas para consumir combustibles fósiles, felicitaciones.

Todo esto presenta un patrón muy claro. La cultura dominante devora biomas enteros. No, eso es muy generoso porque comer implica una relación biológica natural. Esta cultura no sólo consume ecosistemas, los desaparece, los asesina, uno tras otro. Esta cultura es un asesino serial de la ecología y hemos tardado demasiado en reconocer este patrón.

Las crisis que enfrenta el planeta no deriva de la naturaleza humana,1 sino como ya lo habíamos demostrado, del modo de organización política y social que denominamos civilización. ¿Qué necesitamos saber acerca de la civilización para poder derrocarla?

Está globalizada. La civilización se expandió por todo el globo a pesar de las fronteras políticas superficiales, está integrada a la infraestructura y economía. Cualquier esfuerzo local de resistencia enfrentará un oponente con recursos globales, así que las estrategias efectivas deben ser tomadas alrededor del mundo. De cualquier manera, la civilización se acerca a sus límites finitos, 83 por ciento de la biósfera está bajo influencia humana directa.2

Está mecanizada. La civilización industrial requiere máquinas para la producción. La mecanización ha centralizado el poder político y económico al trasladar los medios de producción fuera de la escala a la que las comunidades humanas pueden funcionar en base a la igualdad y democracia. Ha generado un crecimiento exponencial de la población (gracias a la agricultura industrial) y devastación ecológica global (a través de la pesca industrial, deforestación, etcétera).3 La mayoría de los seres humanos ahora dependen de la "producción" industrial, mientras el sistema depende de minerales finitos y de la energía de alta densidad de combustibles fósiles.4

Es muy joven en escalas de tiempo culturales, ecológicas y geológicas. La historia de la civilización data unos cuantos miles de años, la historia humana varios millones y la historia ecológica varios billones.5 Pero desde entonces mucho del conocimiento tradicional se ha perdido o ha sido destruido por aquellos en el poder para así glorificar la civilización, normalizar la opresión y hacer impensables las maneras alternativas de vida, tenemos la impresión de que la civilización ha estado presente desde el principio de los tiempos.

Primordialmente se trata de un fenómeno urbano. Las civilizaciones emergen y promueven su crecimiento a través de las ciudades 6. Las ciudades ofrecen una canasta de trabajadores, quienes al vivir todos en conglomeración y separados de la tierra, deben laborar para sobrevivir.7 Las áreas urbanas están densamente vigiladas y monitoreadas por la policía. Las áreas urbanas son los epicentros de la lucha cuando las civilizaciones caen; como Lewis Mumford escribió: "Cada civilización en la historia... empieza con un centro urbano vivo, la Polis y termina siendo un cementerio de polvo y huesos, una Necrópolis o ciudad de los muertos: escombros calcinados por el fuego, edificios en ruinas, talleres vacíos, montañas de desechos, la población masacrada o llevada a la esclavitud".8

Se basa en un uso extensivo de la división de labor y un alto grado de estratificación social. La especialización incrementa la producción, pero un enfoque estrecho previene que la mayoría de la gente haga críticas sistémicas de la civilización; están demasiado preocupados por la inmediatez de sus vidas y problemas como para adoptar una visión completa del panorama. De manera similar, la estratificación social conserva la centralización del poder y mantiene la supervivencia de la clase baja para desempeñar labores indeseables. La civilización moderna, con su vasta capacidad de manufactura ha producido hasta ahora una enorme clase media en las naciones ricas, una circunstancia histórica única. Aunque esas personas no están dispuestas a arriesgar su privilegio al cuestionar la sociedad industrial, prolongar su colapso asegurará que pierdan ese privilegio y mucho más.

Está militarizada. Las civilizaciones son intrínsecamente expansionistas y voraces; son intensamente competitivas. Lo prioridad es militar y encabeza la política, industria, ciencia y a veces es guiada por un evidente fascismo. El control de la ciudadanía es implementado a través de la policía. Como el antropólogo Stanley Diamond escribió, "La civilización se origina con la conquista en el extranjero y la represión en casa".9 La glorificación del ejército provoca que las personas se identifiquen con el estado y su violencia espectacular es una advertencia sobre las consecuencias de contraatacar.

Relacionado de manera estrecha, y a pesar de los avances del feminismo, la civilización es patriarcal y exalta la masculinidad. La civilización oprime sistemáticamente a las mujeres y celebra la expresión masculina de poder y violencia.

Se basa en la agricultura a gran escala. La caza, recolección y horticultura no pueden sostener a las civilizaciones. Sólo la agricultura intensiva a gran escala puede proveer el "excedente" para sostener ciudades y a las élites especializadas. Históricamente, la agricultura dependió fuertemente de la esclavitud, la servidumbre y crueldad. La agricultura industrial depende del petróleo, una relación que no va a durar.

Desde el principio ha estado basada en el crecimiento perpetuo. Este crecimiento es inseparable de la agricultura y el sedentarismo; los asentamientos requieren agricultura, lo cual resulta en crecimiento poblacional y de las élites militarizadas que controlan los recursos; eventualmente se sobrepasa la capacidad de carga y se termina por destruir el territorio de sustento de toda la comunidad natural.

Las sociedades, culturas y negocios que se expanden a corto plazo, lo logran a expensas de las entidades que crecen a uno más lento (o que no crecen del todo), sin importarles las consecuencias a largo plazo. En otras palabras, la civilización se caracteriza por un pensamiento a corto plazo; la estructura de la civilización recompensa a aquellos que tomen más de lo que regresan. Debido a que aquellos en el poder toman más de lo que regresan, a menudo ganan a corto plazo. Pero porque en última instancia no pueden ganar tomando más de lo que el territorio da por su propia voluntad, pierden a largo plazo.

Debido a su impulso bélico, destrucción ecológica y expansión perpetua dentro de un mundo finito, la historia de las civilizaciones se define por su colapso. A través de la historia, las civilizaciones colapsan o son conquistadas, siendo los conquistadores los que experimentan uno o ambos destinos. El colapso es un resultado típico, no es excepcional de algunas civilizaciones particulares. Como Gibbon escribió en Roma: "La historia de la ruina es sencilla y obvia; y en lugar de preguntar por qué el Imperio Romano fue destruido, nos deberíamos sorprender de que haya subsistido por tanto tiempo".10

La civilización es jerárquica y centralizada tanto en su infraestructura como en su política. Esta relación se autoperpetúa; y tienen los medios para lograrlo. Superficialmente el poder global está en las manos de un número de gobiernos nacionales diferentes; en nuestros tiempos modernos esos gobiernos son en su mayoría esclavos de la élite corporativa capitalista. En términos sociales, la jerarquía de las civilizaciones está tanto extendida como estandarizada; la mayoría de los líderes corporativos son componentes intercambiables y reemplazables. El corolario de la centralización del poder es la externalización de las consecuencias (tal como lo es la destrucción del planeta). Donde sea posible, los pobres y los no-humanos son obligados a experimentar esas consecuencias para que los acaudalados puedan permanecer de manera confortable.

La jerarquía y la centralización resultan en una mayor regularización del comportamiento generando una mayor reglamentación. Con la destrucción de sistemas tradicionales de alianzas y métodos de resolución de conflictos causados por la expansión de la civilización y el ascenso de centros urbanos densamente poblados, aquellos en el poder han impuesto sus propias leyes y sistemas para ejercer su jerarquía y regulación.

Como medio para hacer cumplir su jerarquía y regulación, la civilización hace mayores inversiones en arquitectura monumental y propaganda. Las civilizaciones pasadas erigieron pirámides, coliseos y organizaron grandes marchas militares para impresionar y domesticar sus poblaciones. Aunque las civilizaciones modernas todavía tienen arquitectura monumental (en especial en la forma de supermercados y centros comerciales), la población humana más acaudalada está inmersa en una arquitectura virtual, un espectáculo virtual de ruido y propaganda las veinticuatro horas del día.

La civilización también requiere grandes cantidades de trabajo humano, y está basada ya sea en el sometimiento de las personas o la eliminación sistemática de cualquier alternativa de vida viable. Se nos dice de manera frecuente que la civilización fue un paso hacia adelante que liberó a las personas del "trabajo pesado" de la subsistencia. Si eso fuera cierto, entonces la historia de la civilización no estaría saturada con esclavitud, conquista y la diseminación de sistemas religiosos y políticos a través de la espada. Pasar la vida como un trabajador para sociópatas sólo resulta atractivo si las comunidades equitativas basadas en el territorio de sustento, son destruidas. En otras palabras, la civilización se perpetúa por sí misma al producir de manera deliberada condiciones de escasez y despojo.

La civilización es capaz de hacer que la Tierra sea inhabitable para los seres humanos y la mayoría de las especies vivas. Históricamente las civilizaciones se auto-destruyen antes de causar daños globales, pero la civilización industrial global ha sido por mucho, más destructiva que sus predecesores. No tenemos tiempo para esperar que acabe consigo misma. No hay ningún lugar a donde ir. La civilización colapsará de una manera o de otra, y es nuestro trabajo asegurarnos que algo permanezca para ese tiempo venidero.

La cultura dominante no sólo es una asesina serial, también sufre de amnesia. Especies y biomas enteros no sólo son arrasados, pero también son olvidados. Y peor aún, son eliminados de manera deliberada, borrados de la historia. Las personas no reconocen el patrón de ecocidio de esta cultura porque no lamentan todo lo que ya se ha perdido, lo que ha sido asesinado.

Todos saben lo que es un pingüino, ¿verdad? Bueno, ese nombre no siempre hizo referencia a las tiernas aves del Antártico. El nombre, cuyo significado es "el gordo", solía referirse al alca gigante, el ave marina que pobló las islas del Atlántico en grandes números. Sólo cuando el alca gigante fue cazada hasta su extinción (y después olvidada por la gran mayoría) el apodo se mudó al polo Sur.

El bacalao es otro ejemplo. Abundantes cardúmenes de bacalao nadaban en las costas del continente nuevo y en las provincias marítimas de Canadá. Eran tan numerosos que tomó mucho tiempo llevarlos al borde de la extinción.11 Aun así, puedes comprar bacalao en el supermercado. ¿Por qué? Porque el nombre ha sido tomado con propósitos de marketing. Si compras algún pescado etiquetado como bacalao, ya no obtienes un auténtico bacalao del Atlántico (Gadus morhua). En su lugar obtienes algo que ha sido concienzudamente etiquetado de manera errónea: escorpina (Sebastes spp.) o el abadejo de Alaska (Theragra chalcogramma) o el escolar rasposo (Ruvettus pretiosus). Esto sucede constantemente en la industria de los alimentos de origen marino, una especie es aniquilada y reemplazada por otra que toma su nombre siendo etiquetado erróneamente de manera deliberada. Y luego esa desaparece y el ciclo continúa.

Todo esto genera que los consumidores de supermercado sientan que las cosas están bien. Tal vez escuchan acerca de lo mal que están los peces en las noticias, pero todavía hay mucho para comer en la tienda, ¿cuál es el problema? Pero si te tomas un momento para pensar en ello, este cambio de nombre es profundamente perturbador. Es como llegar a casa y encontrar que un asesino serial ha matado a tu familia y luego reemplazado con algunos transeúntes secuestrados de la calle, cambiando sus nombres al de tus consanguineous asesinados. El asesino se sienta en tu casa sonriendo y de manera risueña insiste que todo está bien.

No necesitamos conocer cada uno de los asesinatos de esta cultura para contraatacar (aunque cada uno que aprendo me llena con más ardor para hacerlo). Pero no podemos entender la severidad y la urgencia de nuestra situación, ni podemos formular una respuesta adecuada, sin primero entender al menos algunas de estas crisis.