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De algunas maneras, nuestro ejemplo final es el más esperanzador, se trata del pequeño estado nevado de Vermont. Más allá de la marca de helado Ben and Jerry's (que ahora le pertenece a Unilever), Vermont no está en la cabeza de la mayoría de la gente. Es un lugar remoto y escasamente poblado, con sólo 625,000 ciudadanos. A partir de una organización progresiva y populista, está gestando un movimiento serio de secesión. Bienvenidos a la Segunda República de Vermont.

Vermont amerita mucha más atención de parte del movimiento de comunidades de transición y la izquierda en general. Conforme los progresistas se muestran contentos por intercambiar semillas o exprimirse las manos sobre el colapso de la esperanza y el cambio, la Segunda República de Vermont está construyendo un movimiento viable para separarse de los Estados Unidos y crear "un territorio autónomo moral, soberano y sostenible conformado por comunidades de Vermont".90

Dejan en claro sus motivos. "El liderazgo de los Estados Unidos ya no es susceptible al cambio a través de la democracia representativa. Está al servicio de la tarea de la preservación de una idea condenada. Nuestras élites están comprometidas al espectro completo de dominación en el escenario mundial, están determinados a ganar a toda cosa un juego de suma cero, con un costo de millones de vidas y trillones de dólares, para así poder preservar para sí mismos un "estilo de vida americano" moribundo.91 Ambos, sus documentos fundacionales y sus periódicos, Vermont Commons, bosquejan el problema en vernáculo yankee. Los EU es demasiado grande, está gobernado por corporaciones y sirve a los propósitos de la dominación global a través de las guerras imperialistas, mientras que el cenit petrolero se entreteje y los límites del planeta se agotan por las demandas de una economía de crecimiento. Frank Bryan llama a la era de la revolución industrial "los dos siglos más viciosos que el mundo haya conocido, terminando en los horrores totalitarios y jerárquicos industrializados de Hitler y Stalin".92 Thomas Naylor, el autor de este movimiento, escribe sobre el "tecnofascismo" y su "afluencia patológica, tecnomanía, e-manía, megalomanía, robotismo, globalización e imperialismo".93

Con igual claridad dejan en evidencia que es posible ganar la soberanía del estado de Vermont. Repetidamente señalan la separación de la Unión Soviética, la cual fue en su mayor parte no-violenta. El balance está del lado de los beneficios como la democracia, la sostenibilidad y derechos humanos están en riesgo. Todo lo que se necesita es la creencia en que es posible hacerlo: en la última encuesta el 13 por ciento de los Vermonteses apoyaban la secesión.

Tienen su propia moneda, una ficha plateada marcada con la cara de Scott Nearing, el de la Buena Vida. Tienen un secretario de relaciones exteriores que ya se encuentra estableciendo relaciones fuera de los EU. Tienen una sólida declaración de principios, que va desde la Escala Humana hasta la Encomendación de los Comunes de la Soberanía Alimentaria.94 Tienen una lista de candidatos postulándose para gobernador ("Todo se trata de obtener ganancias y sacar las últimas gotas de petróleo de la tierra y atropellar los derechos de las personas"), y siete senadores de estado en una plataforma de secesión. Tienen un plan del punto A al B y tienen la intención de ganar, una junta comunal a la vez.

Las juntas comunales fueron la democracia directa original por la que los habitantes de Nueva Inglaterra se gobernaban a sí mismos. Esta forma de organización política tiene sus orígenes en el movimiento puritano. Los puritanos practicaron un sistema de gobierno basado en la iglesia en el cual cada congregación era soberana y por lo tanto se gobernaba a sí misma. Esto fue un absoluto alivio para las otras formas de cristianismo jerárquico que eran gobernadas por políticas episcopales o presbiterianas. Las comunidades a través de Nueva Inglaterra fueron fundadas por puritanos y su práctica de democracia directa se llevaron a cabo en todas las tomas de decisiones locales. Como Suecia y Suiza, las bases de la democracia directa de los fundadores de Nueva Inglaterra han ayudado a formar una cultura regional que es tolerante y orientada hacia la vida civil. A diferencia de Suecia y Suiza, el nivel de la comunidad para la toma de decisiones de Nueva Inglaterra no tiene poder estructural y en efecto no es siquiera mencionada en el sistema federal de la manera cuando fue creada en 1787.

Las juntas comunales representan lo que Frank Bryant y John McClaughry llaman una democracia a escala humana. Cuando se rebasa cierto número de participantes el proceso se degenera. Kirkpatrick Sale, el defensor original del concepto de escala humana y un inquebrantable crítico de la tecnología, plantea que una cantidad entre 5,000 y 15,000 habitantes funcionaría como un tamaño de distrito ideal para las elecciones de una democrática directa. De ser más grande el proceso político debe regresar a la democracia representativa. Una cantidad de representantes de cincuenta a cien distritos permanece viable para mantener naciones funcionales, lo cual significa que hay un límite superior de un millón de ciudadanos. 95 La población de 625,000 habitantes de Vermont resulta perfecta.

Las juntas comunales ocurren como un evento anual donde los residentes se reúnen para tomar decisiones sobre los presupuestos en operación, la elección de oficiales municipales y la legislación de políticas. En Vermont, el Día de la Junta Comunal, el primer martes de cada marzo, es un día feriado estatal, lo cual demuestra cómo actúa la gente cuando toma la democracia con seriedad. (Y el día de las elecciones en los EU no es un día de asueto oficial. ¿Por qué?) Para los escépticos, el 90 por ciento de las municipalidades suizas operan gracias a las reuniones ciudadanas. Suiza nos da el ejemplo de un modelo para la Segunda República de Vermont, y es un modelo que el ala del movimiento expuesto de DGR, los Transicionistas y permacultores, también podrían emular.

Suiza es esencialmente una federación de comunidades pequeñas, con apoyos únicos para la democracia directa. Suiza no es una sociedad homogénea; en efecto, los suizos tienen cuatro lenguas nacionales, cada una con distintas culturas. Aun así, han logrado unificarse en una única entidad política para la coexistencia pacífica. El último derramamiento de sangre fue en 1847, cuando estalló la guerra civil. El conflicto se resolvió en un mes con menos de mil muertos y la mayoría de ellos fue por fuego amistoso. Cuando se compara este nivel de conflicto con los vastos derramamientos de sangre que inundaron Europa, parece pintoresco como hobbits matando hobbits. Pero su guerra civil tuvo un enorme impacto en la psicología y cultura de Suiza. Trajo todos los partidos a la mesa y resultó en la redacción de la constitución federal que otorgaba poder al autogobierno local. La constitución incluía la disposición que el documento entero podría ser anulado y reescrito en caso de que no funcionara, lo cual han hecho dos veces los suizos. No todo lo que los suizos han hecho es perfecto (aunque su chocolate se acerca mucho), por ejemplo, apaciguar a los Nazis con financiamientos cae por debajo de los límites morales de cualquiera, pero sí proveen el ejemplo para la supervivencia de un modelo flexible de una sociedad multicultural pacífica. Dichos modelos no son escasos. Todo lo que nos hace falta es la gente que esté dispuesta a creer en las posibilidades y luego ir a luchar por ellas.

Además de la tradición viva de la democracia directa, Vermont tiene de su lado algunas otras corrientes históricas. Robert Putnam se clasifica como el número uno de Vermont en su escala de "tolerancia a las libertades de género, raza y civiles".96 Vermont también califica como el número uno al adoptar las medidas para funcionar como una sociedad civil. Frank Bryan llama a esta combinación "un nexo vivo entre libertad y comunidad".97 La Constitución de Vermont fue la primera en proscribir la esclavitud y quitar la posesión de propiedades como barrera al voto. Vermont mantuvo su organización en la democracia a escala humana en gran parte por su ubicación y clima. Conforme el resto del país adoptaba el industrialismo urbano, Vermont fue "abandonado", como dice Bryan. "Lo cual resultó ser una bendición". Él explica que, "la concentración de la vida socio-económica, la cual era una necesidad para mantener la éra urbano-industrial se basaba en la jerarquía, la pirámide clásica de mediados del Siglo XX de roles y deberes administrados para controlar la la actividad organizacional de arriba hacia abajo. La jerarquía requiere de autoridad, lo cual promueve la simetría, lo cual genera rigidez. El resultado es incómodo, reaccionario (más importante) insensible, por lo tanto inhumano".98

La juventud abandonó Vermont en cantidades récord para ir a trabajar en las áreas industriales, dejando Vermont como el estado más rural de América para 1950. Luego, Helen y Scott Nearing convocaron un movimiento para rechazar la sociedad en masa, con su militarismo y materialismo y adoptar la autosuficiencia local, ayuda mutua y antiimperialismo radical. Su libro de 1954, Living the Good Life (Viviendo la Buena Vida), fue la base para el movimiento "regreso a la tierra". Entre 1967 y 1973 cerca de 100,000 personas atendieron el llamado y se encaminaron hacia Vermont. La tierra fría y rocosa jamás cultivaría mucho, pero los izquierdistas adoptaron la tierra fértil y rural que encontraron en Vermont. Como tantas culturas de resistencia, esta tomó tiempo para echar raíces y ramificarse, pero cincuenta años después el árbol ofrece su fruto. Es un reto al imperio, al capitalismo corporativo e incluso para la industrialización representa un reto serio.

Como con todo lo demás, Vermont ha sido eviscerado.

Vermont asemeja más una economía colonialista que un estado soberano. Nuestros principales minerales son propiedad de corporaciones extranjeras (Omya), nuestra tierra subterránea es exportada por compañías extra-estatales (Coca-Cola y Nestlé), nuestros recursos hidroeléctricos son propiedad de TransCanada y el 88% de las aguas superficiales en Vermont son usadas por Vermont Yankee ??? para enfriar el agua sin ningún costo. Mientras tanto, el gobierno federal ha entregado el 98 por ciento de nuestras "aerolíneas públicas" de manera gratuita, y permite que los bancos privados creen el 93 por ciento de la oferta de la moneda con sus respectivos intereses. Los ciudadanos y negocios están sujetos a impuestos sobre ingresos, los cuales impactan la creación de trabajos y la productividad económica, mientras los dueños de los recursos amasan una cantidad enorme de ingresos inmerecidos.99

Y eso no incluye al Río Connecticut, el cual debería representar 400 millas sólidas de salmón del ártico, los cuales están ausentes desde 1798 debido a las represas de la industrialización.

Pero hay personas en Vermont (ante todo los ciudadanos de las Montañas Verdes, que ellos mismos han designado con sus propios nombres y segundo por una comunidad de vecinos), que no están esperando desconcertados o sin esperanza. Esto no es un abandono hacia la retirada psicológica. Esto es un batallón de retirada, jalado por un pequeño David hecho de patriotas, patriotas verdaderos que defienden su tierra y su comunidad de un Goliath de poder que no se detendrá y que no se puede reformar. La Segunda República de Vermont "racionaliza nuestros instintos, electrifica nuestro compromiso y sustenta nuestra valentía".100

También representa un reto para el ala de la permacultura y los Transicionistas, quienes quieren hacer algo para salvar al mundo pero que aún no entienden la naturaleza del poder. No te limites a intercambiar semillas, modifica la constitución de EU para generar democracias directas confederadas locales a través de tu bioregión. Cambia al capitalismo y la titularidad de persona de las corporaciones sociópatas para lograr economías locales basadas en las necesidades humanas y moral humana. Cambia el agotamiento rapaz ocasionado por la civilización para así anidar a la cultura dentro de una comunidad reparada de bosques y pastos, que se llenan una vez más con las especies con quienes debemos compartir este hogar.

Esto requerirá un movimiento de resistencia, lo cual siempre es mucho mejor que la suma de acciones personales, no importa cuán nobles o restaurativas sean esas acciones. La Segunda República de Vermont toma su lugar en una larga fila de movimientos por la justicia que estaban dispuestos a enfrentar la naturaleza del poder y luego bajar la mirada. Este planeta no sólo necesita más jardines fantásticos: necesita una resistencia contra las fuerzas que han saqueado nuestro jardín colectivo durante 10,000 años.

Tal vez algún día las personas de Vermont hablarán en un dialecto que pueda identificar un maple entre mil, un salmón vacilante que ha sido restaurado a un río denudado de sus hermanos durante 200 años, una decisión bien tomada en un martes nevado de Marzo.