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IMPLEMENTAR EL COMBATE ECOLÓGICO DECISIVO (DEW)

Es importante notar que, como en el caso de la guerra popular prolongada, el Combate Ecológico Decisivo no es necesariamente una progresión lineal. En este escenario la resistencia depende necesariamente de las fases previas. Después de enfrentar contrariedades mayores, las organizaciones de resistencia se enfocan en la supervivencia y generación de redes conforme se reagrupan y preparan para acciones más serias. Además los movimientos de resistencia progresan a través de cada fase, y luego retroceden en orden inverso. Eso es si la infraestructura industrial global ha sido detenida y fragmentada exitosamente (Fase IV) la resistencia regresa a la alteración de sistemas en una escala local o regional (Fase III). Y si es exitosa, la resistencia retrocede a la Fase II, concentrando sus efectos en los peores blancos remanentes.

Y en caso de que la humanidad no se haya extinto, incluso este escenario requerirá de algunas personas que mantengan la Fase I indefinidamente, manteniendo la cultura de resistencia y pasando el conocimiento básico y habilidades necesarias para contraatacar durante siglos y milenios.

Se puede comparar el progreso del Combate Ecológico Decisivo con la sucesión ecológica. Hace unos meses visité una cantera abandonada donde la capa superior de suelo y muchos estratos de cimientos habían sido despojados y lanzados lejos, dejando una cavidad cúbica de varios pisos de profundidad en la piedra caliza. Pero una pequeña cantidad de grava y polvo se había apilado en una esquina y algunos musgos habían avanzado en su crecimiento. Los musgos eran pequeños, pero requerían muy poca agua y nutrientes (como cede con muchos grupos miserables en los que he colaborado). Una vez que los musgos habían crecido durante algunas temporadas, retenían suficiente tierra como para que los pastos crecieran.

Rápidos en establecerse, los pastos robustos están entre las primeras especies en repoblar cualquier terreno perturbado. De manera muy similar, las organizaciones de la resistencia temprana son generalistas, no especialistas. Son vivaces y rápidos en diseminarse y reproducirse, ya sea esparciendo sus semillas sobre la tierra o creando redes subterráneas de rizomas.

Los pastos de la cantera rehabilitaron la tierra rápidamente, y pronto hubo tierra para las flores salvajes y organismos más complejos. De la misma manera, una cantidad grande de organizaciones sencillas de resistencia ayudan a establecer comunidades de resistencia, culturas de resistencia, que puedan dar lugar a organizaciones más complejas y efectivas de resistencia.

Los accionistas hipotéticos que adopten esta estrategia son capaces de moverse inteligentemente de una fase a la siguiente: identificando cuando los elementos correctos estén en su lugar, cuando las redes de resistencia estén movilizadas y entrenadas lo suficiente, y cuando las presiones externas dicten un cambio. En el manual de operaciones del ejercito estadounidense, el General Eric Shinseki argumenta que las reglas de la estrategia "requieren comandantes que dominen las transiciones, que sean adaptativos. Transiciones como los despliegues, el intervalo entre las operaciones iniciales y las secuelas, consolidación de objetivos, el cambio de líneas, que utilicen la inercia operativa. El dominar las transiciones es clave para mantener la inercia y ganar decisivamente."

Esto es particularmente difícil de alcanzar cuando la resistencia no tiene un comando central. En este escenario, no hay medios centralizados para dispensar órdenes tácticas u operativas o reunir efectivamente información precisa sobre las fuerzas de resistencia y los aliados. Shinseki continúa: "Esto apremia la disponibilidad, los soldados bien entrenados; líderes adaptativos que entienden la doctrina; formaciones versátiles, ágiles y letales." En este escenario, las personas en resistencia contra la civilización no están preocupadas con la "letalidad" como con la efectividad, pero el punto general se mantiene.

La resistencia a la civilización es inherentemente descentralizada. Y eso cuenta el doble para grupos clandestinos que mantienen un contacto mínimo entre ellos. Para compensar la falta de estructura de comando, en este escenario, una gran estrategia general se vuelve ampliamente conocida y aceptada. Asimismo, los grupos ligeramente aliados están listos para tomar acción cuando la situación estratégica lo llame. Estos grupos están preparados para tomar ventaja de crisis como el colapso económico.

Bajo este escenario alternativo, la organización clandestina organizada en células pequeñas, tiene mayores implicaciones al aplicar los principios de guerra. La entidad ideal para derrocar la civilización industrial sería una gran red jerárquica paramilitar. Tal red pudo haber experimentado entrenamiento, disciplina y acción coordinada necesarios para implementar una acción militante decisiva a escala continental. Por razones prácticas, una red única como tal nunca se levanta. Arreglos similares en la historia de las luchas de resistencia, tales como la IRA o varios grupos insurgentes que controlan territorios, ocurrió en ausencia de la vigilancia estatal moderna y en presencia de una cultura de resistencia ampliamente desarrollada y con oposición extensiva al ocupante.

Aunque haya células clandestinas que se puedan formar hechas de compañeros confiables, las redes paramilitares mayores son más difíciles de formar en el contexto de la anti-civilización contemporánea. Primero que nada, la proporción de reclutas potenciales en la población general es menor que en cualquier movimiento de resistencia anti-colonial o contra la ocupación de la historia. Así que toma más tiempo y es más difícil de expandir las redes clandestinas existentes. La opción empleada por algunos grupos de resistencia en la ocupación de Francia fue aliarse y conectarse con células ya existentes. Pero esto es inherentemente difícil y peligroso. Cualquier grupo clandestino con cobertura adecuada sería invisible a otro grupo buscando aliados (hay bastantes historias del final de la guerra donde las resistencias vivían a cortas distancias entre ellas sin caer en cuenta de la afiliación del otro). Y en un panóptico, exponerse uno mismo ante aliados dudosos es una iniciativa peligrosa.

Un arreglo clandestino más plausible en este escenario es que exista un compuesto de organizaciones de distintos tamaños, algunas redes mayores con un número de células pequeñas y autónomas que no están directamente conectadas con las líneas de comando. Existen conexiones indirectas o comunicaciones cortadas, pero esos métodos rara vez son lo suficientemente consistentes o confiables como para permitir una acción coordinada simultánea en un breve plazo.

En raras ocasiones las células individuales tienen los números o la logística para llevar a cabo acciones simultáneas múltiples en distintos lugares. El trabajo recae en los grupos paramilitares que tengan células en múltiples lugares, que tengan la estructura de comando y la disciplina para llevar a cabo adecuadamente el ataque a la red. Sin embargo, las células autónomas se mantienen dispuestas a aprovechar las acciones oportunistas que se presenten al haber identificado previamente un conjunto de objetivos y tácticas locales adecuadas. Después de que una acción simultánea mayor sucediera (provocando un apagón por ejemplo), las células autónomas aprovecharán la ventaja de la oportunidad para llevar a término sus propias acciones dentro de pocas horas. De esta manera las células sin relaciones logran algo similar a ataques simultáneos, maximizando su efectividad. Por supuesto, si los grupos descentralizados atacan con frecuencia con el propósito de generar "acciones detonantes" mayores, los medios de comunicación dejarán de difundir las noticias de los ataques para así evitar que se cometan otros. Así que dicho acercamiento tiene sus límites, aunque los efectos a gran escala como los apagones nacionales no pueden suprimirse en los noticieros (y en los ataques a sistemas no importa qué causó el apagón en primer lugar, porque continúa siendo una oportunidad para más acciones).