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La desobediencia civil como rechazo al cumplimiento de leyes y costumbres injuarA, es fundamentalmente un acto de omisión. Ha logrado éxitos genuinos como en la campaña por los derechos civiles de Birmingham, Alabama. En los años 60 la ciudad de Birmingham tuvo una de las mayores segregaciones en los EU, la cual era requisito legal enforzado vigorosamente.13 El comisionado por la Salud Pública fue el "archi-segregacionista" Bull Connor, un racista despiadado incluso bajo los estándares de su era.14 La persecución de las personas negras por la policía y otras instituciones fue especialmente severa. El gobierno local hizo todo lo posible por intentar aplastar el cambio; por ejemplo, cuando las cortes decretaron la ilegalidad de la segregación en los parques públicos, la ciudad cerró los parques. No obstante, los activistas por los derechos civiles, incluyendo a Martin Luther King Jr., fueron capaces de dirigir una campaña exitosa contra la segregación y cambiar esta situación particularmente ofensiva en una victoria.

La campaña de Birmingham empleó diferentes tácticas, las cuales le dieron flexibilidad y fuerza. Comenzó con una serie de boicots económicos contra los negocios que promocionaban o toleraban la segregación. Empezando en 1962, estos boicots tenían por objetivo los negocios del centro de la ciudad y redujeron sus ventas hasta en un 40 por ciento.15 Los organizadores negros vigilaron que no se rompiera el boicot. Cuando encontraban a personas negras comprando en una tienda seleccionada, los confrontaban públicamente y los avergonzaban hasta que participaran en el boicot, incluso destruían la mercancía adquirida. Cuando varios negocios quitaron su señalización a favor de la segregación, el comisario Connor amenazó con la revocación de sus licencias comerciales.16

El siguiente paso en la campaña por la desobediencia civil fue el "proyecto C", la violación sistemática de las leyes de segregación. Los organizadores midieron el tiempo de recorrido entre la sede de campaña y varios de sus objetivos y llevaron a cabo una identificación de comedores segregados, iglesias, tiendas y edificios federales destinados únicamente para blancos.17 Los participantes de campaña implementaron sentadas en los distintos edificios, bibliotecas y comedores (o en el caso de las iglesias sólo para blancos de rodillas). Los negocios sólo rehusaban atender a los manifestantes, algunos de los cuales recibían escupitajos de los clientes blancos y cientos de manifestantes fueron arrestados. Algunos observadores, negros y blancos, consideraron al Proyecto C como un acercamiento extremista y criticaron a King y los manifestantes por no apegarse a sólo negociar. "Desperdicio sin valor", proclamaban los periódicos para negros.18 Una declaración de ocho clérigos blancos dijeron que las demostraciones eran "poco sabias y estaban a destiempo", y escribieron que dichas protestas "incitan al odio y la violencia" cuando las personas negras deberían concentrarse en "trabajar de manera pacífica".19 (Por supuesto, culparon a la víctima. Por supuesto, advirtieron que cualquier acción como una sentada en un comedor y ordenar un sandwich era sólo "pacífico técnicamente" y advirtieron contra dichas "medidas extremas". Y por supuesto, nunca es el tiempo adecuado, ¿verdad?)

De inmediato la ciudad obtuvo una interdicción contra las protestas y cuadruplicó la fianza de los arrestados a $1,200 dólares por persona (más de $8,000 en la moneda de 2010).20 Pero las protestas continuaron y dos días después cincuenta personas fueron arrestadas incluyendo a Martin Luther King Jr. En lugar de pagar la fianza de King, los organizadores permitieron que la policía lo mantuviera en prisión para llamar la atención hacia la lucha. La atención nacional significó la expansión de los boicots; y sus jefes ejercieron presión sobre la Casa Blanca para lidiar con la situación.

A pesar de la atención, la campaña empezó a quedarse sin manifestantes dispuestos a arriesgarse al arresto. Así que usaron un plan controversial llamado la "Cruzada de los Niños", reclutando a los estudiantes jóvenes para que se unieran a las protestas.21 Los organizadores llevaron a cabo talleres para exhibir películas de otras protestas y para ayudar a la juventud a lidiar con el miedo de ir a prisión o a los perros policías. El 2 de mayo de 1963 más de mil estudiantes faltaron a la escuela para unirse a la protesta, algunos escalaron las paredes alrededor de su escuela después de que el director intentara encerrarlos en ella.22 Seiscientos de ellos, algunos con tan sólo ocho años de edad, fueron arrestados.

Se usaron mangueras contra incendios y perros policíacos contra la manifestación de estudiantes. Las imágenes ahora icónicas jalaron una simpatía inmensa por los manifestantes y galvanizó la comunidad negra de Birmingham. La situación llegó a su punto culminante el 7 de mayo de 1963 cuando miles de manifestantes inundaron las calles y todos los negocios cerraron; la ciudad quedó esencialmente derrocada.23 Los líderes de negocios fueron los primeros en apoyar las exigencias de los manifestantes y muy pronto los políticos (bajo la presión de la presidencia de Kennedy) no tuvieron opción más que resignarse y acordar un compromiso con King y otros organizadores.

Pero ninguna resistencia carece de represalias. La casa de Martin Luther King Jr. fue bombardeada. También lo fue el hotel donde se hospedaba. La casa de su hermano fue bombardeada. La casa del líder de manifestaciones Fred Shuttlesworth, fue bombardeada. La casa de un abogado de la NAACP fue bombardeada.24 Algunos culparon al KKK, pero no se atrapó a nadie. Algunos meses después el KKK bombardeó la iglesia bautista matando a cuatro niñas.25

Y el compromiso fue controversial. Algunos sintieron que King había hecho un trato demasiado rápido, que las condiciones estaban por debajo de las exigencias moderadas. De cualquier caso, se reconoce que la campaña victoriosa de Birmingham fue un gran punto de inflexión para el movimiento por los derechos civiles y como un modelo para el éxito.

Comparemos las metas de Birmingham con las metas de este libro. Se logró el éxito de Birmingham porque los manifestantes negros, querían participar en la economía y gobierno. En efecto, ese fue el quid de la lucha, para ser capaces de participar más activamente y equitativamente en la economía, en el gobierno y en la sociedad civil. Debido a que eran tan numerosos (conformaban hasta un tercio de la población de la ciudad) y porque estaban tan motivados, su amenaza de retirada selectiva de la economía fue más poderosa (yo casi escribí "persuasiva", pero el punto era que habían dejado de depender únicamente de la persuasión).

Pero, ¿qué sucede si uno no quiere participar en el capitalismo o en el gobierno de los EU? ¿Qué pasa si ni siquiera quieres que esas cosas existan? Los boicots no serán muy persuasivos con los líderes de negocios si los boicots buscan ser permanentes. Los activistas por los derechos civiles de Birmingham obligaron a aquellos en el poder a cambiar la ley al penalizar su comportamiento con el incremento en el costo por mantener sus negocios de manera habitual hasta el punto en el que se volvió más fácil y económicamente viable para el gobierno acceder a sus exigencias.

No hay duda de que podamos intentar aplicar el mismo acercamiento a nuestra situación. Podemos aplicar penalidades al mal comportamiento tanto a nivel de la comunidad como a escala global. Pero la cultura dominante funciona al tomar más de lo que regresa, al ser insostenible. Para poder lograr que la gente cambie, tendríamos que aplicar una penalidad proporcionalmente masiva. Intentar persuadir a aquellos en el poder para hacer un cambio serio es insensato; resulta imposible hacer decisiones verdaderamente sostenibles dentro del marco de trabajo del sistema dominante. Y la persuasión sólo puede funcionar en personas, mientras que nosotros estamos lidiando con maquinas sociales masivas como lo son las corporaciones, las cuales funcionan de manera sociopática.

En cualquier caso, lo que le llamamos desobediencia civil puede ser el acto prototípico de omisión y un requisito para unas cuantas acciones de comisión. Rehusarse a seguir una ley injusta es sólo un paso en el camino para trabajar de manera más activa en su contra.

El acto más generalizado de omisión es la retirada de la sociedad en general o la emigración a una sociedad diferente. Ambas son comunes en la historia. Estas decisiones a menudo resultan por la desesperación, una sensación de haber agotado todas las otras opciones, de que el status quo resulta ser sencillamente intolerable. Por supuesto, si la cultura que estas dejando es tan terrible, resulta improbable que la huida de las personas buenas logre un reforma o mejore la situación. Lo cual no significa que las personas no deban emigrar o intentar abandonar situaciones sociales intolerables o peligrosas. Sólo significa que la huida, por sí misma, no es una estrategia política que tenga algún efecto positivo para el cambio.

Probablemente el mayor problema con la retirada como estrategia reside en que hoy en día la civilización es global. ¿A dónde se supone que uno pueda ir? ¿En qué lugar puedes escapar del cambio climático por ejemplo? ¿Y qué efecto real tendrá la retirada sobre la cultura dominante? No hay una escasez de trabajadores, así que una cantidad enorme de personas tendrían que retirarse para hacer una diferencia. La abstención de la compra de ciertos artículos no terminará con la economía capitalista y el rechazo del pago de impuesto no traerá abajo al gobierno. En caso de que efectivamente tuviéramos la cantidad necesaria de personas para hacer tales cosas, te volverías una amenaza, un ejemplo peligroso y serías tratado de acuerdo a ello. En cuanto una cantidad de personas suficientes se retirara para volverse un mal ejemplo, la civilización iría tras de ellos, por lo tanto acabarían con su retirada y los obligarían a participar en ella, ya sea rindiéndose o contraatacando.

La historia nos ha demostrado que la retirada no es una opción que los civilizados nos permitirán. Por ejemplo, la gente de las Primeras Naciones a través de Canadá y los EU no tenía el permiso de permanecer afuera de la civilización europea invasora. Sus hijos eran tomados por la fuerza para ser abusados ("culturalizados") y obligados a participar en la cultura colonizadora.

Es una paradoja. La retirada sólo puede persistir cuando es inefectiva y de esa manera resulta ser una estrategia para la resistencia inútil.

Los otros actos de no-cooperación pueden funcionar en contextos reducidos como por ejemplo los templos religiosos personales o las relaciones románticas (como en el ejemplo de Lysistrata). Es probable que estas estructuras sociales más pequeñas no tengan un gran impacto en la sociedad, pero se requiere de números pequeños de personas para efectuar el cambio. Si no resulta en nada más, es una buena práctica.

Todos los actos de omisión requieren de grandes números de personas para ser efectivos a gran escala permanentemente. Hay suficientes ejemplos de huelgas que cierran temporalmente fabricas, pero, ¿qué sucede si tu intención es que nunca vuelva a abrir? ¿Qué pasa si trabajas en una fábrica de misiles o una fábrica que manufactura ojivas nucleares? ¿Acaso todos los trabajadores están dispuestos a hacer una huelga indefinidamente? La gran canasta del desempleo o los pobres mal pagados significa que siempre hay personas dispuestas a ocupar su lugar en el trabajo a cambio de un salario, aunque sea relativamente bajo. Si eso fracasara la empresa en cuestión podría mudar su fábrica al extranjero, como ya sucedido en muchas ocasiones. Todo esto es especialmente cierto en un tiempo cuando el capitalismo flaquea e intentar derrocar la civilización definitivamente haría que el capitalismo flaqueara.

Los mismos problemas suceden con los boicots económicos. Tú y yo podríamos dejar de comprar cualquier cosa que una compañía en particular produjera. O podríamos dejar de comprar cualquier cosa que se vendiera a través de la economía capitalista global. Probablemente veremos actos diseminados de omisión económica, pero sólo cuando cantidades enormes de personas sean demasiado pobres para comprar los lujos producidos en masa. Pero debido a la globalización y automatización, estos actos de omisión serán menos efectivos de lo que se ha logrado en el pasado.

Lo cual no quiere decir que no debamos de adoptar dichos actos cuando sean apropiados. Comúnmente, los actos de omisión son parte de los movimientos de resistencia; pueden ser implícitos en lugar de explícitos. Los abolicionistas anteriores a la Guerra Civil no hubieran poseído esclavos. Pero esto resultó ser un resultado implícito de su moralidad y filosofía política en lugar de un medio para el cambio. Unos cuantos abolicionistas habrían sugerido que al abstenerse personalmente de la posesión de esclavos, estaban planteando una amenaza seria o fundamental a la institución de la esclavitud.

Un movimiento efectivo de resistencia basado en actos de omisión requeriría del 10 , 50 ó 90 por ciento de la población para ganar. Que una persona de cada mil se retire de la economía global tendrá un efecto despreciable. Los actos de comisión son una historia diferente. ¿Qué sucedería si tan solo una persona de cada mil se uniera a una campaña de acción directa para derrocar la civilización? Siete millones de personas valientes e inteligentes podrían asegurar la supervivencia del planeta.