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FORMULACIÓN DE LA ESTRATEGIA

A pesar de las limitaciones debidas a sus números reducidos, los movimientos de resistencia tienen auténticas decisiones al determinar sus estrategia, desde la más elevada estrategia global hasta el nivel nivel más detallado de sus tácticas. Exploremos más allá de la gama predeterminada de acciones. La resistencia puede y debe adoptar una estrategia por mucho mejor que la del status quo.

Existe un número finito de acciones posibles, al igual que una cantidad finita de tiempo y recursos finitos para la resistencia. No existen las acciones perfectas. El dogma que prevalece pone la carga en los hombros de los disidentes para que utilicen su "creatividad" lo suficiente para encontrar una solución "ganar ganar" que satisfaga a las personas en el poder y también aquellas que no estén de acuerdo, que detenga la destrucción del planeta pero permita la continuación actual de estilos de vida basada en un consumo inagotable. Si la resistencia se vuelve una presa de esta creencia, si aceptan sus premisas absurdas y contradictorias, están manufacturando su propio fracaso antes de realizar las acciones. Si la resistencia cree en esto, están aceptando toda la culpa de aquellos en el poder, aceptando que los problemas que enfrentan son su culpa por su falta de "innovación" en lugar de aceptar la culpa de aquellos en el poder que están destruyendo deliberadamente al mundo sólo para enriquecerse.

Al nivel más estratégico, cualquier movimiento de resistencia tiene muchas plantillas de las cuales escoger. Puede elegir una guerra de contención, en la cual intenta retardar o detener la expansión de su oponente. Puede elegir una guerra de daños, en la cual selecciona como objetivo de ataque los sistemas con el propósito de debilitar su poder. Puede elegir una guerra de opinión pública, a través de la cual se gana la preferencia de la población general. Pero la estrategia principal de la izquierda y de los movimientos asociados ha sido un tipo de guerra de disidencia, una guerra en la que los estrategas tienen la esperanza de ganar al erosionar lentamente al personal y los suministros del otro lado, por lo tanto desgastando el poder ominicida de las estructuras de poder y usando la oposición pública para cambiar con unamayor velocidad de lo que esas fuerzas puedan destruir sus comunidades, con la suficiente velocidad para superar su capacidad de destrucción de la biodiversidad y más rápido de lo que puedan quemar combustibles fósiles. Por supuesto, esta estrategia ha sido un fracaso abismal.

La estrategia de deserción sólo funciona cuando hay una cantidad indefinida de tiempo para que las maniobras puedan prolongar o retrasar el conflicto. Obviamente, ese no es nuestro caso bajo la situación actual, la cual es urgente y está empeorando. Además, para alcanzar el éxito en la guerra de deserción, la resistencia debe ser capaz de desgastar al enemigo mucho más rápido de lo que se desgastan los objetivos de preservación de la resistencia; de nuevo, para nuestro caso, aquellos en el poder no están experimentando ningún desgaste (excepto en el grado en el que rápidamente están consumiendo las comodidades de su propio reino para continuar).

Así mismo, es razonable esperar que un movimiento de resistencia que luche una guerra de disidencia estará una mejor posición estratégica en el futuro de lo que puede estar en este momento. Pero, ¿quién creerá genuinamente que nosotros, como sea que definamos "nosotros", nos estamos moviendo hacia una mejor posición estratégica? Y para poder llegar a la delantera en la guerra de disidencia, la resistencia tendría que tener más recursos disponibles que su oponente.

Otro elemento crucial que encontramos en la guerra de disidencia es el reclutamiento y crecimiento confiable. No importa cuantos puentes enemigos un grupo hay derribado si el adversario puede reconstruirlos más rápido de lo que pueden ser destruidos. Y a cada nivel, la civilización está reclutando y aumentando sus números de los que puede crecer la fuerza de la resistencia. Para mantener el paso, los luchadores de la resistencia tendrán que destruir las represas de manera más rápida de lo que se pueden construir, hacer que la población odie al capitalismo mucho más rápido de lo que se le inculca a los niños a amarlo, etcétera. En cuanto a esto respecta, ninguno de estos cambios está sucediendo.

Por supuesto que no estamos en una guerra de bandos de disidencia. Aquellos en el poder no se están conteniendo, pero continúan activamente su ataque. Y aquellos en la resistencia no han estado luchando una guerra integral de disidencia; más bien es una guerra moral de disidencia. En lugar de intentar erosionar las bases materiales del poder, hemos cultivado la esperanza que eventualmente ya no tendrán cosas malas por hacer y quizás entonces entenderán nuestra manera de pensar.

Un movimiento que quiera ganar tendrá que ser más inteligente y mucho más estratégico que eso. Abandonaría rotundamente la estrategia moral de la disidencia. Identificaría los objetivos más vulnerables que aquellos en el poder poseen. Atacarían de manera directa y decisiva la infraestructura física, económica y política y lo harían mientras todavía permanezcan algunos rastros del planeta.

La estrategia y las tácticas forman una continuidad; no existe una línea divisoria clara entre ellas. Así que las tácticas disponibles, las cuales discutiremos en el siguiente capítulo, Tácticas y Objetivos, dirigen la estrategia y viceversa. Pero la estrategia forma la base. Si las acciones de la resistencia formaran un árbol, las tácticas se extienden como ramas y hojas, finamente divididas y numerosas, mientras que la estrategia sería el tronco, otorgándoles la estabilidad, cohesión y base. Si la resistencia ignora la necesidad y valor de la estrategia, como muchos grupos potenciales de resistencia lo hacen, entonces no se tiene un árbol, sólo son ramas sueltas, hierbas que vuelan de un lado al otro conforme el viento sople.

Entender el concepto de estrategia es fácil. Primero hay que entender el contexto: ¿dónde estamos y cuáles son nuestros problemas? Siguiente, desarrollamos las metas: ¿dónde queremos estar? Identificamos las prioridades. Ahora determinamos las acciones necesarias para llegar del punto A al punto B. Finalmente, identificamos los recursos, personas y las operaciones específicas necesarias para llevar a cabo esas actividades.

Aquí hay un ejemplo. Digamos que amas al salmón. Aquí está el contexto: se ha arrasado con el salmón en Norte América debido a las represas, tala industrializada, pesca industrializada, agricultura industrializada, el asesinato de los océanos y el calentamiento global. El objetivo no sólo es que la población del salmón detenga su desaparición progresiva, pero que incrementen sus números. La diferencia entre un mundo donde el salmón haya sido arrasado y uno donde prosperen en bonanza se reduce a esos seis obstáculos. Superar esos obstáculos sería la prioridad para cualquier estrategia exitosa que busque salvar al salmón.

¿Qué acciones debemos emprender para honrar esa prioridad? Quitar las represas. Detener la deforestación industrializada, la pesca y agricultura industrializadas. Detener la producción y vertido de plásticos en los océanos y ríos. Detener el calentamiento global, lo cual significa detener la quema de combustibles fósiles. En todos los casos, las estructuras y prácticas actuales deben ser derribadas para que el salmón sobreviva y logremos alcanzar la meta.4

Ahora es tiempo de proceder hacia el aspecto operativo y táctico de esta estrategia. De acuerdo a las manual de campo del ejército de los EU, todas las operaciones caben en una de las tres categorías integrales: decisiva, mantenimiento o formativa.

Las operaciones decisivas "son aquellas que de manera directa llevan a cabo la tarea" u objetivo determinado. En nuestro ejemplo para el salmón, una operación decisiva puede ser derribar una represa o prevenir la deforestación localizada en un arroyo donde desoven. Las operaciones decisivas son las piezas centrales de la estrategia.

Las operaciones de mantenimiento "son operación a cualquier nivel que permiten la formulación y operaciones decisivas" al ofrecer un apoyo directo a aquellos en otras operaciones. Estas operaciones de apoyo pueden incluir al patrocinio o apoyo logístico, comunicación, seguridad o cualquier tipo de ayuda o servicio. En el ejemplo del salmón, esto se traduce a la acción de proporcionar transporte a las personas que van a derribar una represa, llevar alimento a los protectores de árboles o ayudar a investigar las apelaciones par la venta de bosques a madereras. Puede significar que una persona organice una línea de escape o red de casas seguras o proveer apoyo a prisioneros.

Las operaciones de formulación crean y preservan las condiciones para el éxito de la operación decisiva". Alteran las circunstancias del conflicto y ayudan a propiciar las condiciones requeridas para la victoria. Las operaciones de formulación pueden incluir llevar acabo campañas que expliquen la importancia de quitar las represas, mermar las compañías madereras o ayudar al desarrollo de una cultura de resistencia que valore las acciones efectivas y se reuse a colaborar con aquellos en el poder. De cualquier manera, las operaciones de formulación no son necesariamente de amplio espectro o indirectas. Si una célula clandestina aliada estuviera planeando atacar un oleoducto cercano como herramienta de distracción, permitiendo que el grupo principal derribe una represa, esa medida de distracción se consideraría un operación de formulación. El esfuerzo del cabildeo legislativo que decretó el Acta para el Agua Limpia podría ser considerado como una operación de formulación, porque ayuda a preservar las condiciones necesarias para la victoria.

Si revisas la taxonomía para la tabla de taxonomía para la acción, verás que las acciones de la izquierda consisten en su mayoría de operaciones de formulación, las acciones en la derecha del centro consisten en su mayor parte de operaciones de mantenimiento y en la derecha generalmente están las acciones decisivas.

Chart: A Taxonomy of Action

Estas categorías se emplean por una razón. Cada operación efectiva, y por lo tanto cada táctica efectiva, debe caer en una o más de estas categorías. Debe de llevarse a cabo alguna de ellas. Si no lo hace, si la contribución de las operaciones o tácticas al objetivo final no están definidas o son incomprensibles, entonces la resistencia exitosa no desperdiciará su tiempo en esa táctica.